«La Iglesia no existe para sí misma ni debe cerrarse; existe para los demás. No se trata de mantener su existencia, o de tener privilegios y prebendas». El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, pronunció estas palabras durante una conferencia celebrada ayer en el Club Siglo XXI de Madrid.

En su comparecencia ahondó en su reciente propuesta sobre la venta de patrimonio eclesial para atender a los más necesitados. «No debería pasar este año sin desarrollar una caridad pastoral propia. Es un reto de toda la Iglesia», añadió. Y es que la Iglesia debe estar «en la vanguardia» en este sentido y pensar «dónde están sus bienes».

Así, aseguró que «los bienes de la Iglesia deben ser para los pobres». Según añadió, «no es hacer populismo, es decir quiénes son sus propietarios».

Antonio Cañizares fue presentado por Eduardo Zaplana, presidente del Club Siglo XXI, que le felicitó por su reciente nombramiento como cardenal de Valencia. «España y Valencia han ganado con esta nueva responsabilidad de don Antonio», afirmó Zaplana, que le describió como «una de las grandes figuras del catolicismo español».

«Estamos en un momento crucial en el mundo entero, con cambios cuya profundidad no atisbamos aún, y que afectan a las relaciones entre hombres, sociedad y países. Es un cambio cultural que no sabemos en qué va a cristalizar», aseguró monseñor Cañizares. Así, se atisba una «quiebra de la moral, educativa, del Estado, de la economía...» dando pie al relativismo.

«En todo ello está la gran cuestión del hombre y Dios. Y la cuestión prioritaria de la Iglesia hoy es la fe en Dios». Así, recordó las palabras de Santa Teresa de Jesús, en el año de su V centenario, cuando afirmó que «sólo Dios basta». ¿Y cuál es el camino que debe emprender nuestro país? «Lo que necesita España es levantarse, ponerse a andar, caminar al futuro, labrar uno nuevo con esperanza, con un proyecto todos juntos. Y la esperanza y el futuro que la Iglesia ofrece no es nada más que Jesucristo, luz, camino y vida», aseguró.

El cardenal no pronunció estas palabras como «un filósofo, sociólogo o economista. Sólo son palabras de un obispo y un pastor que habla con verdadera pasión de su patria, a la que veo en una situación que a todos nos duele y preocupa grandemente».

Particularmente, «en estos momentos cruciales de nuestra España», la Iglesia «ha de ofrecer su ayuda» y ha de emprender una serie de tareas. «Debe profundizar en la liturgia y en la oración. Si no, no aportará nada significativo. Hay que ver los signos de los tiempos», añadió. Y lo que está en juego es «el hombre mismo. Detrás de los hechos y situaciones que vivimos en España, la cuestión principal es el hombre. Proteger la dignidad de todo hombre es un reto ineludible que siempre tenemos».

Por ello, aseguró que «una sociedad vertebrada sabe asentarse sobre unos valores. Si no, está en serio peligro. La sociedad necesita de una base antropológica adecuada. Sobra pragmatismo, utilitarismo, fijarnos sólo en la economía...».

Y «si queremos una Iglesia de los pobres y para los pobres, no será posible sin una Iglesia de la adoración y de la liturgia». De ahí el «gran privilegio» que ha supuesto para él hacerse cargo del dicasterio de Valencia, pues le ha permitido, parafraseando al Papa Francisco, «ser pastor entre las ovejas».

Sobre su propuesta del diezmo para los necesitados, destacó el «importante esfuerzo de nuestra diócesis por combatir las nuevas pobrezas», así como las «iniciativas para promover el empleo».

«Yo quiero que así sea mi diócesis, que esté en la vanguardia en la caridad. Que en toda la diócesis sea un año dedicado al ejercicio de la caridad en todas sus dimensiones. Y poner todo nuestro empeño en la creatividad, en la caridad».

A la conferencia acudieron, entre otros, Susana Camarero, secretaria de Estado de Igualdad y Servicios Sociales; Jaime García Legaz, secretario de Estado de Comercio; José María Gil Tamayo, secretario general de la Conferencia Episcopal; Fernando Giménez Barriocanal, vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal y presidente y consejero delegado de la Cope, y el padre Ángel, presidente de Mensajeros de la Paz.
 
Un proyecto en fase de estudio
Tras la conferencia, Cañizares especificó que algunas de sus medidas, como la venta de bienes de la Iglesia, están en fase de estudio. Aseguró que aún no le ha comentado esta cuestión directamente al Papa, aunque sí con algunos obispos españoles, que se han mostrado interesados. Y es que el arzobispo de Valencia afirma que existe «unanimidad» en la preocupación de atender las necesidades de los más desfavorecidos. «Que los
pobres sean evangelizados, se sientan atendidos, queridos, es ineludible», subrayó.