El joven párroco de 36 años falleció en el accidente de autobús del pasado sábado en Murcia, en el que perdieron la vida 14 personas.
Murió como vivió: dando la vida por los demás. Según se ha informado, en el momento del accidente acababa de ponerle el cinturón al joven que tenía a su lado. A él no le dio tiempo a ponerse el suyo.
El chico, David, se había se había sentado a su lado tanto en la ida como en la vuelta, informa La Verdad de Murcia, y está ingresado en el hospital de Virgen de la Arrixaca, donde fue operado este lunes.
Ninguno de los dos llevaba el cinturón de seguridad y el párroco, al darse cuenta de que el autobús iba a sufrir un accidente, se lo colocó a su acompañante y lo arropó con su cuerpo.
"Un ejemplo más de su bondad", cuentan desde la parroquia donde pasó gran parte de su vida, en Espinardo, "era un ejemplo a seguir, siempre tenía una sonrisa para todo el mundo, nunca decía que no a nada", relatan a este medio desde la iglesia donde fue bautizado.
El dolor se ha sentido duramente en la parroquia de San Pedro de Espinardo. Es el dolor de perder a un hombre bueno, a un ser querido, a un amigo.
Docenas de sacerdotes acudieron al funeral del joven párroco en su parroquia original de Espinardo
"El Señor se ha llevado a un ángel a su lado. Era buena persona, entrañable, extrovertido, siempre dispuesto a todo... le queríamos muchísimo", lamentaba al diario La Verdad de Murcia Amelia, una de las feligresas de la parroquia donde pasó gran parte de su vida el sacerdote.
Algo que repiten desde el despacho parroquial a este diario, "era un hombre de muchísima fe, todo el mundo lo quería".
No era la parroquia donde estaba destinado, pero era su parroquia: fue en San Pedro de Espinardo donde fue bautizado, donde recibió la primera comunión, donde se confirmó y donde dio su primera misa.
"Tenía muchísmo cariño a esta parroquia. Era su parroquia", explican desde el despacho parroquial. El joven, de 36 años, dio su primera misa allí el 16 de julio de 2003, el día de la Virgen del Carmen, "a la que tenía muchísimo cariño". Siempre había sabido que iba a ser sacerdote, y con 25 años se ordenó, un 13 de julio. A los 19 había entrado en el seminario. Siempre lo había sabido y de pequeño "jugaba a las procesiones, montaba altares, ayudaba en misa", explicaba su madre a La Verdad de Murcia.
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La agencia Efe ha descrito el funeral del lunes por la tarde en Espinardo.
El funeral por Miguel Ramón Conesa Andúgar, de 36 años fue oficiado por el obispo de la diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, en la parroquia de San Pedro Apóstol, la misma donde fue bautizado y ordenado presbítero.
Ha sido concelebrado por 20 sacerdotes, después de que su cadáver haya sido velado en el tanatorio de Jesús.
El obispo ha dicho estar "consternado frente a la realidad de su muerte", aunque la vida de este "hermano no termina aquí".
Entre las autoridades presentes en el oficio, el presidente de Murcia , Alberto Garre; el delegado del Gobierno en esa región, Joaquín Bascuñana, y el alcalde de la ciudad, Miguel Ángel Cámara.
Al funeral también han asistido vecinos de otras localidades murcianas donde Conesa había ejercido el sacerdocio.
Desde su ordenación, había pasado por las parroquias de San Miguel ( Murcia ), San Pedro y Nuestra Señora de Monserrat, en las pedanías de Las Palas y La Pinilla, respectivamente, en Fuente Álamo, y San Antonio de Padua, de la diputación de Tallante, en Cartagena.
Entre 2006 y 2011 fue coadjutor de la iglesia de San Bartolomé-Santa María, de Murcia , y de ese último año al actual, párroco de la de Nuestra Señora de la Esperanza, de Cartagena.
El pasado 16 de julio fue nombrado párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, de Bullas, cargo del que tomó posesión el pasado 8 de septiembre.
Fue esa parroquia la organizadora del acto de devoción a Santa Maravillas en Madrid a cuyo regreso se produjo el accidente.