Si la nueva ley para la protección del concebido y de los derechos de la mujer embarazada no llegara a aprobarse, sería «una mala noticia».
Así se manifestó este lunes el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, en el marco de la celebración de la VIII Semana de Pastoral en Salamanca. Ante la nueva polémica que ha generado la reforma legislativa prevista por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, Gil Tamayo subrayó que «los compromisos electorales plasmados en un programa, hay que cumplirlos para orientación de los votantes».
El secretario general del Episcopado puso además de manifiesto que la elección por la vida es «una opción de humanidad» y que el proyecto de ley del aborto «tutelado por el ministro de Justicia abría puertas a un cambio sustancial de pasar de la ley de plazos a una ley de supuestos».
Esta visión, que es la que han mantenido los obispos desde que se dieran a conocer los primeros detalles de la reforma, es la que ayer también argumentó Gil Tamayo: «Miraba con benevolencia al ser más inocente que hay que defender y conciliar con los derechos de la madre, que es el del no nacido».
En esta misma línea, también quiso poner de relieve que «si hoy cuesta sacar adelante una ley que tutele un poco más la defensa de la vida humana desde el momento de la concepción es que algo está pasando y tenemos un déficit de humanidad en la sociedad».
En este sentido, estimó que la Iglesia está llamada a «hacer su examen de trabajar por ayudar a la mujer y a la vida del ser concebido y no nacido dentro de ese marco general de propuesta de servicio que nos pide el Evangelio».