El próximo 4 de octubre, el cardenal Antonio Cañizares tomará posesión de la diócesis de Valencia, convirtiéndose en arzobispo de la segunda diócesis más grande de España.
En esta entrevista en Paraula, el semanario del arzobispado valenciano, el arzobispo electo de la ciudad del Turia asegura que su objetivo será "llevar la buena noticia a los pobres".
Don Antonio nunca se ha despegado del todo de esta tierra suya valenciana, porque, de alguna u otra manera, siempre ha estado presente o en comunicación con ella. Pero ¿cómo vive este nombramiento un valenciano después de tantos años desempañando importantes servicios a la Iglesia fuera de aquí -entre otros, los de obispo de Avila, arzobispo de Granada, de Toledo y primado de España, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española y, finalmente, en la Santa Sede, como cardenal prefecto de la congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos-?
-Nunca me he despegado, si, pero realmente es un gozo muy grande volver a la Iglesia que me engendró como sacerdote y vivir con mis hermanos sacerdotes y con todos los queridísimos diocesanos de Valencia esta nueva etapa de mi vida para entregarme enteramente, con una confianza plena en el Señor que me ha llamado a esta nueva misión.
»Para mí es muy emocionante. He sido enviado como peregrino a muchísimas partes y todo esto tenía que repercutir en la diócesis que ha sido tan generosa al desprenderse de un sacerdote. Ahora lo recupera y con la riqueza que me da haber pasado por tantos sitios, últimamente Roma. El haber estado allí, junto al Papa, da una visión de la Iglesia universal que creo va a ser una de las aportaciones que voy a poder hacer, por don de Dios.
-¿Cómo recibió y con qué ánimo el nombramiento del Santo Padre al confiarle la archidiócesis de Valencia?
- Simplemente me llamó el Sr. Nuncio para comunicarme esta noticia y yo la acepté como una misión que Dios me encomienda y con lo que caracteriza mi ministerio y mi lema episcopal ‘Fiat voluntas tua´, ‘Hágase tu voluntad´. Porque, la verdad, no pretendo otra cosa más que eso. Y así voy a Valencia, para cumplir la voluntad del Señor. Ella me guiará.
- Llega ahora, don Antonio, a la segunda diócesis más grande de España, por tamaño, y con una fe que hunde sus raíces en los mismos inicios del cristianismo ¿Cómo ve el momento actual que vive esta archidiócesis que usted asume a partir de ahora y con qué espíritu viene a ella?
- Veo la diócesis de Valencia con una vitalidad muy grande. Conociendo otras diócesis no sólo de España sino del mundo, veo la vitalidad que tiene, gracias a Dios y también a los pastores que ha tenido y de una manera muy especial al último, don Carlos Osoro, que ha sido pastor conforme al corazón de Dios en medio nuestro.
Voy con mucha esperanza a, sencillamente, secundar lo que han llevado a cabo los que me han precedido. Y, además, con esta Iglesia que, ciertamente, está respondiendo de una manera muy firme y muy viva a lo que el Señor está pidiendo en esta hora, que es una hora de evangelización, para hacer presente a Jesucristo en medio de los hombres.
- Ha dirigido una carta de saludo a la diócesis de Valencia en la que describe todo lo que son sus ilusiones y alegrías, y también sus preocupaciones, la crisis económica con esa crisis moral que subyace bajo ella, con cientos de miles de personas que lo están pasando mal aquí mismo, personas pobres a las que usted quiere dedicarse de forma preferente, y luego también, su entrega a los sacerdotes. Pero, de igual modo, llama la atención repetidamente sobre la necesaria unidad de la Iglesia y de España. Y esto no es algo banal, ¿en qué medidas es realmente, decisiva para el futuro?
- Necesitamos una unidad muy grande en la Iglesia para evangelizar, ‘que todos sean uno para que el mundo crea´. Sin esta unidad será imposible que llevemos a cabo la tarea, tan apremiante y urgente como es traer la buena noticia del Señor a los pobres. Unidad también en España, que está realmente afectada, y que es obra de todos. Y yo también, con los demás, me pongo a trabajar codo con codo para ayudar a esta España nuestra a que salga adelante con ese proyecto que es su vocación humanizadora.
»Y después, también, mi gran preocupación que traigo a Valencia es, efectivamente, llevar la buena noticia a los pobres. Además, porque Dios habla y, en concreto, a través de nuestro Papa que, con el nombre de Francisco y con todos sus gestos, nos está diciendo que es urgente y apremiante dar la buena noticia a los pobres, estar con ellos, sentirnos unidos con un amor de predilección por ellos.
»Yo siempre digo que soy para todos, pero tengo dos predilecciones: los sacerdotes, mis queridos hermanos sacerdotes, a los que desde aquí dirijo un grandísimo abrazo lleno de acción de gracias y de súplica para que recen por mí, porque sin ellos no será posible la evangelización; y mi segunda predilección son los pobres.
»De alguna manera, estas son las dos predilecciones del Señor: los apóstoles, los necesitados, los enfermos, los que tienen el corazón desgarrado. Y, humildemente, voy así a Valencia, con ese ánimo.
- ¿Qué es lo primero que hará cuando asuma la Archidiócesis?
- Yo tengo que escuchar. Conozco la archidiócesis de Valencia, cómo no. Es mi querida diócesis. Pero tengo que escuchar a los sacerdotes, a los religiosos, a los laicos, a todo el mundo para entre todos, porque es obra de todos, llevar a cabo esta gran misión que se nos encomienda a toda la Iglesia peregrina en Valencia. Es una misión de dar esperanza, haciendo presente la caridad de Dios, y de hacer suscitar la fe en Dios, en un solo Dios, que es lo único que podrá llevar a cabo la regeneración, el rearme moral, la superación de la quiebra de la humanidad que padecemos y que está en la base de la crisis económica. Si no solucionamos esa crisis humana y moral, dificílmente vamos a hacer nada en el campo de la economía y en otros campos.
- Qué mensaje dirigiría en estos momentos, Don Antonio, de forma especial a los jóvenes valencianos, a tantas y tantas organizaciones juveniles cristianas Juniors, Scouts... organizados comunidades parroquiales que están expectantes ya a lo que dice su nuevo pastor.
- A los jóvenes les diría que tengan muchísimo ánimo, que las expectativas que ellos tienen, que es sencillamente ser felices, vivir con grandeza, tener esperanza, abrir un futuro nuevo, crear una sociedad verdaderamente humana, nueva, todo eso lo encontrarán en Jesucristo, que él es el camino. No hay otro camino para ellos ni para ninguno y que lo miren con verdadero gozo y esperanza porque él es la luz, la verdadera vida que ellos andan buscando. Por eso, que no tengan ningún miedo. Es su hora y confío plenamente en ellos. Además, en Valencia, donde hay tanta vitalidad de asociaciones de jóvenes, la iniciativa que está llevando a cabo don Carlos de reunirse todos los meses dos veces con ellos para rezar juntos, para responder al Señor, y qué respuesta están dando los jóvenes.... Respuesta en esas vocaciones, en la tarea misionera y evangelizadora, en la ayuda a los más necesitados.
»Yo por eso les digo: ¡adelante, jóvenes, adelante! Os quiero de todo corazón a todos vosotros y vamos a hacer, con la ayuda del Señor y de Nuestra Señora de los Desamparados, lo que Dios quiere: que el mundo sepa que Dios ama a los hombres con una pasión que nada ni nadie nos puede arrebatar.
-Ha citado a la Virgen de los Desamparados, cuya devoción ha llevado consigo a todos los lugares por los que ha pasado.
- Es que es el gran regalo, la devoción tan tierna, tan dulce y tan profunda a la Mare de Déu dels Desamparats. Y, con ella, tenemos el grandísimo amparo, la segura protección para llevar a cabo esta misión que el Señor nos encomienda. Yo, ante la Mare de Déu dels Desamparats, simplemente escucho aquellas palabras que ella dijo en las bodas de Caná: "Haced lo que él os diga". Y es hora de hacer lo que el Señor nos dice, sencillamente. No hay otro camino.
- Y en su carta también se refiere al Santo Cáliz de la Última Cena del Señor que veneramos en la Catedral de Valencia, que es más que una reliquia, toda una llamada permanente a recuperar la dimensión eucarística de la persona y de la acción cristiana.
- Juntamente con la Sábana Santa y el Sudario, es la reliquia más preciada. Tenemos el cáliz de la Santa Cena, donde se nos entregó lo mejor de todo, que es la Eucaristía, donde Dios nos lo dice todo, nos lo da todo, nos da a Jesucristo, su hijo, que nos ama hasta el extremo. Tenemos esa reliquia, que para nosotros es una responsabilidad.
»Además también tenemos grandes maestros en el campo de la Eucaristía. No puedo menos que recordar a nuestro queridísimo San Juan de Ribera. Realmente este es un compromiso que tenemos.
- Es todo, Don Antonio, le esperamos con los brazos abiertos... ¡y no digamos en Utiel, su patria chica!
- Yo siempre paso las vacaciones en Sinarcas, donde me he criado y es mi pueblo de adopción. Nací en Utiel, soy de Utiel, y tengo un grandísimo cariño a Utiel y también a Sinarcas. Me siento muy de ellos y ellos me sienten también muy parte de esos queridos pueblos donde he nacido y donde me he criado.
- Muchas gracias.
- Muchas gracias a ustedes. Y sepan claramente que voy a servir, y no es retórica. Voy a servir y a ser de todos.
Cuando el arzobispo Osoro llamó al cardenal Cañizares para explicarle que le esperaban los valencianos...