El sacerdote dominico Jesús Villarroel Fernández (Chus Villarroel) ha muerto esta mañana de martes en Ávila, a los 87 años, en la residencia de los frailes dominicos de la ciudad castellana.
El padre Chus era uno de los predicadores más conocidos, queridos y solicitados de los grupos de la Renovación Carismática Católica de habla hispana. Viajó por todo el mundo predicando la gratuidad de Dios, y atendió a miles de personas en su caminar espiritual.
Se le consideraba como uno de los mayores impulsores de la llamada Teología de la Gratuidad, junto con el predicador capuchino italiano, hoy cardenal, Raniero Cantalamessa y Pedro Reyero, sacerdote dominico.
“No son nuestras obras, ni nuestros méritos o sacrificios los que nos otorgan la salvación, sino la gratuidad de Dios”, solía repetir el padre Chus.
Insistía en esta predicación que animaba a acoger el don gratuito de Dios: “Hay que dejar actuar al Espíritu Santo en nuestras vidas, cosa que solo se puede hacer mediante la fe. Él hará que Jesucristo suceda en nosotros y que de ese modo nos vaya haciendo más semejantes a Él. Es Él el que viene y llega a nuestras vidas y a nosotros se nos pide que aceptemos como niños su acción. Si lo hacemos descubriremos su gratuidad, y su acción y amor sobre nosotros nos llenará de alegría”.
Un escritor prolífico
Escribió muchos libros que combinaban su estilo ágil, de predicador oral, con muchos ejemplos y anécdotas ilustrativas, con una teología profunda.
Entre sus escritos destaca Cristo, mi justicia (Edibesa); Hágase en mí (Edibesa); Santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos (Edibesa); Predicador de la gracia: Pedro F. Reyero (Edibesa); Relatos de gratuidad (LibrosLibres); Teología de la Renovación Carismática (Vozdepapel); Meditaciones sobre el Viacrucis (Vozdepapel); Espiritualidad carismática (Vozdepapel); Reflexiones desde el cáncer (Vozdepapel) y, su último libro: “Mis confesiones”.
Nacido en Tejerina (León) en 1935, ingresó en el noviciado de los dominicos de Ocaña y realizó los estudios de filosofía en Ávila y la teología en Alemania y Suiza. Terminó su formación con el doctorado de filosofía en la Universidad de Santo Tomás en Roma.
Se dedicó largos años al profesorado en los Institutos de Filosofía y Teología de los Dominicos de Madrid y, algunos cursos, en la Universidad Pontificia de Salamanca.
Pudo ser catedrático de universidad pero rehusó su ascenso académico para poder predicar a todo el mundo, y especialmente a las religiosas de clausura de toda España y a los grupos carismáticos.
La experiencia de la alabanza y el grupo de oración
Maranatha, el grupo carismático al que acudía todos los miércoles desde hacía 50 años, fue donde más predicó esta corriente espiritual llamada Teología de la Gratuidad. Fue pionero en grabar sus charlas de los Seminarios de la Vida en el Espíritu en podcast, primero, y en vídeo, después. Y en la web de Maranatha hay cientos de vídeos colgados de predicaciones de Chus Villarroel.
También ejerció de párroco durante 10 años en la iglesia de Nuestra Sra. del Rosario, en la calle de Conde de Peñalver (Madrid), y vicario varios años en la parroquia de San Martín de Porres de Móstoles (Madrid). Su último destino pastoral fue la parroquia de Jesús Obrero en el barrio de San Blas (Madrid), en dónde estaba adscrito.
Fue Premio Religión en Libertad a la Evangelización 2020 y al recibir el premio, quiso hablar de su pasión teológica por la gratuidad:
"La teología de la gratuidad es un hueco precioso que se abre entre la gratuidad de Lutero y la teología de la Contrarreforma. Lutero tuvo la buena intuición de hablar de la gratuidad de la salvación en Cristo Jesús... pero se pasó. Para él era una gratuidad extrínseca. Al pasarse, terminó con la vida espiritual, con la contemplación, con la Iglesia, digamos, tradicional; con el Papa, con la Virgen, con los méritos y con no sé cuantas cosas. Por el otro lado, con la Contrarreforma vino la teología al uso, que hoy está en todas partes, que yo la llamo 'de la retribución', que es la teología del mérito, ganarse el cielo uno mismo, los sacrificios... En medio, hay un hueco precioso", explicó.
En ese hueco, dijo, está "la teología de la gratuidad intrínseca. Nace de la Carta a los Romanos. Esa salvación, mediante la gracia santificante, gratuitamente, hace que nosotros podamos vivir una relación con Jesucristo, sobre todo, experimental, vivencial. Ahí es donde creo que hay que hacer una obra para los próximos decenios".
Añadió: "Hoy a la gente solamente se le puede llegar a través de la experiencia, de la vivencia. ¿Quién es Dios? Hoy esa pregunta no existe. Hoy la pregunta es '¿quién es Dios para mí?'"
"Esta teología va a dar muchos días de gloria y muchos santos a la Iglesia", aseguró el popular dominico. "Quedo admirado de como se acercan montones de personas a Jesucristo, a un Jesucristo vivo y resucitado, porque, sencillamente, les atrae el poder y la fuerza de Arriba, del Espíritu Santo. La iniciativa la toma Dios".
En el último artículo publicado en Religión en Libertad, el pasado 12 de julio, titulado Banderillas negras [En la muerte de fray Pablo Granados Rubio] repasaba una conversación que había tenido con un compañero dominico, Fray Pablo Granados Rubio, sobre el sufrimiento, la muerte, la salvación… Y Chus decía lo siguiente:
“Yo parto del hecho de que ya estoy salvado y justificado en la sangre de Cristo. Me amó sin mirar a mis méritos y perfecciones. Más bien, como dice San Pablo, cuando era enemigo y pecador. Lo más importante no es ser perfecto sino celebrar su muerte, como hacemos en la Misa, y darle gracias por su sangre que nos salva. Su salvación es gratuita. Para mí, estar delante de Dios es dejar que Él me infunda su amor y sus dones, que es en lo que consiste la vida espiritual. De la noche a la mañana no noto cambios, pero con el tiempo noto su acción sobre mí. Lo que está claro es que la vida espiritual no consiste en algo que yo haga por Dios sino en la acogida de lo que Él hace por mí”.