El movimiento juvenil Hakuna organiza desde hace poco una hora santa de adoración los lunes a las 20.15h en la iglesia castrense de San Andrés en La Coruña, no lejos del centro de la ciudad gallega. Acuden unos 30 jóvenes, que suelen invitar a sus amigos de todo tipo.

La Voz de Galicia ha querido saber más de estos jóvenes católicos y por qué resultan atractivos para muchos, en persona o en redes sociales. El periódico lo titula "el fenómeno católico viral que acaba de llegar" a la ciudad.

La periodista Laura G. del Valle charla un rato en la sacristía con Moni y Tere, dos chicas veinteañeras que acuden cada lunes.

"Dejan claro que gracias a Hakuna su vida es mejor. Así de sencillo. Y esto se debe, en palabras de estas dos jóvenes, a que «este movimiento se aleja de la manera que tiene la mayoría de entender la religión, donde lo más importante son las normas y, cuantas más cumplas, más te acercas a Dios. Para nosotros, Dios es alegría y está en todo lo que hacemos; desde rezar, trabajar, cantar o tomar unas cervezas». Estos últimos puntos han sido una bocanada de oxígeno, comentan, para muchos chicos que no sabían cómo integrar su fe en el día a día".

Los lunes a las 20.30, en la parroquia castrense de La Coruña, numerosos jóvenes acuden a la Hora Santa de adoración con Hakuna.

A las jóvenes les "resulta difícil definir los cimientos de esta comunidad, precisamente por la ausencia de rígidos preceptos".

"No es postureo, simplemente nos juntamos personas que tenemos una manera de entender el amor muy característica; podemos querer a alguien que hemos visto tan solo un fin de semana en un 'compartiriado' (voluntariado), y esto no nos hace mejores ni peores, es nuestro estilo de vida y nos gusta pasar tiempo juntos", explican.

También admiten que no es raro que entre los jóvenes que acuden a Hakuna se pueda encontrar novio y de ahí surjan matrimonios. «Tiene sentido porque sabemos que nuestra pareja también pone a Dios en el centro de su día, las cosas se vuelven más fáciles», comenta Tere.

Por esta razón nacieron los másteres prematrimoniales de Hakuna, «unos cursos certificados de tres meses que imparten parejas casadas a quienes van a cruzar esta frontera», concluye Moni.

La experiencia también gusta a los no creyentes

A las adoraciones acuden también personas que no creen en Dios, pero se sienten intrigadas. «Yo tengo amigas no creyentes que me han acompañado algún lunes y me han dicho: 'Nunca me he sentido tan en familia' o 'flipo con lo bien que os lo pasáis'», indica Tere.

La música, admiten es importante. «Desde que [la canción] Huracán se hizo viral en Tik Tok, cantidad de personas han venido a nosotros, piensa que en septiembre un concierto de Hakuna llenó el Palacio de Vistalegre de Madrid».

«La hora santa y la adoración son el centro de Hakuna, pero el coro es importantísimo porque con las canciones acompañamos nuestra manera de vivir la religión. Así surgió el primer disco, luego vino el segundo... Y se trata de una música que gusta a todo tipo de perfiles; es más, tenemos un grupo de fieles de Hakuna en Corea gracias a esto», dice Moni.

«En Madrid se pueden reunir 600 para la hora santa, y aquí en La Coruña seremos unos treinta, muchos de ellos son militares o trabajadores de Inditex», detallan.

«Yo nunca oculto que pertenezco a Hakuna en mi trabajo o en otros círculos sociales, estoy orgullosa», manifiesta Tere.

«Muchos creen que los cristianos vivimos debajo de las piedras o somos unos frikis, pero no entiendo por qué no puedo decir que voy a misa, es igual de válido que jugar al pádel», añade Moni.