La Orden de Predicadores cuenta desde este sábado con 27 nuevos beatos, mártires de la persecución religiosa en la España de los años treinta del siglo pasado. Han sido declarados beatos en el curso de una ceremonia que se ha celebrado en la Catedral de Sevilla y que ha presidido el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.
En la celebración se ha beatificado a 20 dominicos del convento de Almagro, cinco frailes de Almería, un laico dominico de Almería y una monja dominica martirizada en Huéscar.
Tal y como recoge la Archidiócesis de Sevilla, el cardenal Semeraro ha afirmado en su homilía que “estos cristianos hacen plantearse a quienes contemplan sus vidas interrogantes irresistibles ¿Por qué son así? ¿Qué es eso que los inspira? ¿Por qué están con nosotros? Ese testimonio constituye de por sí–ha añadido- una proclamación silenciosa, pero a la vez clara y eficaz de la Buena Nueva”.
“Hoy contemplamos el consistente grupo de Siervos de Dios que acaban de ser declarados beatos y proclamados mártires”, añadió. Según dijo, estos nuevos beatos “pertenecen a aquella ‘cándida comitiva de mártires’, que alaba al Señor, como canta el Te Deum: ‘te martyrum candidatus laudat exercitus’. Su historia ha sido recordada al iniciar este sagrado rito: fueron todos víctimas de la misma persecución que, en los años treinta del siglo pasado, provocó la muerte de cientos y cientos de cristianos: ministros sagrados, personas consagradas, fieles laicos... Una multitud, en efecto, que ha lavado sus propias vestiduras en la sangre del Cordero”.
El prefecto enfatizó que los nuevos beatos fueron “personas humanamente muy diversas por su carácter, por sus historias personales. Los unía, en cambio, el carisma de Santo Domingo: una elección vocacional, la suya, vivida con fidelidad, coherencia y generosidad”.
“Resplandece con singular luminosidad la figura de una mujer, Sor Ascensión de San José. Junto a otras, ella fue cruelmente torturada. Le pidieron que blasfemara y pisoteara el crucifijo: se negó y le destrozaron el cráneo. No renegó de la fe; al contrario, murió ensalzando a Cristo Rey y alabando al Santísimo Sacramento. Sabía bien Sor Ascensión que la sangre del Cordero confiere candor porque es la sangre «derramada por muchos para el perdón de los pecados”, añadió.
Semeraro manifestó que “también nosotros, entonces, alentados por su testimonio, repetimos en la intimidad del corazón con la fe de la Iglesia: 'su sangre derramada por nosotros es la bebida que nos redime de toda culpa'”.
“Las persecuciones no son solo una realidad del pasado”
Aludiendo al papa Francisco, el cardenal ha recordado que “el Señor no nos manda a una situación cómoda y fácil, nos lo recuerdan nuestros mártires. Vivir como cristiano puede ser una cosa mal vista, sospechosa, ridiculizada, y las persecuciones no son solo una realidad del pasado, hoy también la sufrimos”, ha subrayado.
La presentación de los mártires ha corrido a cargo del arzobispo de Sevilla, monseñor Saiz Meneses, y el postulador general de los Santos de la Orden de los Dominicos. Entre los participantes en esta ceremonia destacaban el arzobispo de Burgos; los obispos de Almería, Canarias, Guadix, León, Palencia y el auxiliar de Madrid; el maestro general de la Orden de Predicadores; el prior provincial de los dominicos de la Provincia de Hispania y el presidente de CONFER España.