La Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española (CEE), a través de la Pastoral de la Carretera, recuerda a los creyentes la obligación “especial” de convivir con los demás en la carretera y no caer en prácticas agresivas al volante.
“Frente al comportamiento, a veces agresivo, otras competitivo y, en la mayoría de los casos, indiferente, se impone la acogida, la cordialidad, la escucha, el diálogo, la ayuda mutua, el aprender los unos de los otros. Ser conscientes de que nadie puede sernos indiferente y menos enemigo o rival. Que de todos podemos aprender algo y que a todos podemos serles útiles en el camino”, afirma en su nota anual sobre "Responsabilidad en el Tráfico".
Este es uno de los argumentos que la CEE defiende en el mensaje para la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico de este año, que lleva por lema ‘Jesús se acercó y se puso a caminar con ellos’ y por subtítulo una frase de san Juan de Ávila: ‘Trátalo bien, que es Hijo de buena Madre’.
Dicha jornada se celebra el domingo 6 de julio, en el marco de la festividad católica de San Cristóbal y del inicio de las vacaciones de verano.
“Cuando nos ponemos al volante, debemos respetar a los demás conductores y tratar a los demás como yo quiero que me respeten y traten”, dicen los prelados. “¿Cuántas veces, ante una maniobra de otro conductor, que nos ha parecido inexacta, le hemos llenado de improperios, más o menos groseros? Recordemos las palabras del Señor: ‘El que esté sin pecado, que tire la primera piedra’”, añaden.
La CEE recuerda que el incumplimiento de las normas no sólo puede conllevar una sanción, sino consecuencias “morales” a veces “graves” y se felicita por el “gran descenso de accidentes y víctimas mortales que estamos viviendo en los últimos años”, con 1.128 muertos en 2013, el de más baja siniestralidad desde 1960.
“Pero una sola vida humana que se pierda por un accidente es siempre importante. Cada muerto en nuestras carreteras no es una cifra, es una persona con nombre y apellidos, padres, esposos, hijos, y deja en su entorno mucho dolor y un gran vacío. No podemos bajar la guardia”, sentencian, apelando a la prudencia y a la responsabilidad.