El pequeño municipio toledano de Los Cerralbos tiene ya dos paisanos obispos, tras la consagración de José Demetrio Jiménez Sánchez-Mariscal como obispo de Cafayate (Argentina), que se ha unido en su condición de prelado al obispo auxiliar de Toledo, Ángel Fernández Collado.
La consagración el pasado sábado, 10 de mayo, de José Demetrio Jiménez Sánchez-Mariscal como nuevo obispo de la prelatura de Cafayate, ha hecho que un pequeño pueblo como Los Cerralbos, que tiene menos de 500 habitantes, cuente con dos obispos entre sus paisanos más ilustres.
Ambos coincidieron en el acto de la ordenación episcopal de Jiménez, al que asistió Fernández Collado acompañado de su secretario, el sacerdote diocesano José Miguel Fernández, según ha informado la Delegación Diocesana de Misiones de Toledo.
Al acto asistieron también el nuncio apostólico en Argentina, Emil Paul Tscherrig, el arzobispo emérito de Salta, Moisés Julio Blanchoud, y una decena de obispos argentinos, junto a cientos de sacerdotes y más de 5.000 fieles de la prelatura de Cafayate.
En sus primeras palabras después de la ordenación episcopal, Jiménez Sánchez-Mariscal expresó su gratitud a Ángel Fernández Collado por su asistencia al acto y recordó que es el obispo auxiliar de Toledo "diócesis a la que pertenece el pueblo donde ambos nacimos".
También tuvo un especial recuerdo para sus paisanos toledanos, a quienes mandó "un cordial saludo en la distancia para la gente de Los Cerralbos, lugar de nacimiento en el que viví mis primeros años".
Por su parte, Ángel Fernández Collado destacó que la ordenación episcopal "ha supuesto un verdadero encuentro fraterno y de vivencia entre las diócesis de Toledo y la prelatura de Cafayate". Asimismo, el obispo auxiliar señaló que "entre los nacidos en la diócesis de Toledo", como es el caso del obispo de Cafayate, "siempre ha surgido el espíritu misionero, como es el ejemplo de mi paisano José Demetrio".
Según la Delegación de Misiones de Toledo, Ángel Fernández Collado comentó personalmente con el Papa Francisco la circunstancia de que ambos prelados son paisanos y el Pontífice le dijo sonriendo que el alcalde de Los Cerralbos debería hacer algo, como poner a alguna calle el nombre de "Calle de los Obispos".