Los brotes de coronavirus que se están multiplicando durante las últimas semanas ha afectado de manera importante, entre otros, a la comunidad pasionista de Málaga. De los nueve miembros que la componen cinco han dado positivos por el virus y el más joven de ellos, de 41 años, tuvo que ser hospitalizado tras ser diagnosticado con una neumonía bilateral.

El padre Fernando Bar ya ha sido de alta pero durante varios días ha vivido en sus carnes la incertidumbre e incluso el miedo por el que han pasado ya miles de personas. Él ha sobrevivido y ha podido relatar cómo Dios le ha ayudado durante la enfermedad.

En declaraciones a la web de la Diócesis de Málaga, Nando, como es conocido, explicaba que en su comunidad no saben “cómo ha entrado en nuestra casa. Hemos sido todo lo cuidadosos que hemos podido en estos meses, aunque las actividades nos llevan a ir a un sitio o a otro y lo habrá cogido uno de nosotros y nos hemos ido contagiando poco a poco los demás. Los otros cuatro lo han pasado en casa, pero a mí me ha tocado ingresar en el hospital”.

"Evangelizar en el trato con la gente"

Este sacerdote admite que su experiencia ha sido “especialmente” dura, sobre todo en los primeros días antes de ser hospitalizado, cuando su empeoramiento ya requirió asistencia. “En la placa que me han hecho se ve que tengo los dos pulmones bastante afectados. Los médicos me dicen que la enfermedad es complicada, pero que puedo ir mejorando. Con los medicamentos me encuentro mucho mejor, pero esto lleva su tiempo”.

Este religioso se ha agarrado a la fe en este duro momento. “Me agarro al Señor y a la cruz, que es vida, resurrección y esperanza”, afirma.

Además, como religioso no ha dejado de ejercer su misión aunque sea desde la cama de un hospital. "Me ha tocado estar y permanecer, como hacía la Virgen María. Con mi compañero de habitación he tratado de llevar el día a día y evangelizar en el trato con la gente que entra en contacto contigo. Siempre una sonrisa es mejor que una cara amarga; un ‘gracias’, mejor que una mala contestación. Muchos en el hospital no saben que soy sacerdote, pero el buen hacer es parte de esa sencillez que podemos aportar los que vivimos desde la fe", agrega.

Durante su ingreso, Nando ha permanecido en contacto con sus allegados y sus hermanos de comunidad. “Internet es un cómodo mensajero que me permite estar cerca de la gente, y a través de él, me han llegar muchas oraciones y mucho consuelo. Es una gozada saber que participamos de la comunión de los santos, que unos rezamos por los otros, incluso en la distancia", confiesa. Su vínculo con el exterior ha estado sobre todo en las llamadas y videollamadas, así como en las personas que "me acercan cosas a través del personal de planta, cosas que necesito y que me traen, o flores para recordarme que rezan por mí. Lo agradezco mucho”.