No es un récord mundial que vaya a entrar en un Libro Guinness, pero tampoco es poca cosa para la necesitada Haití, y ha significado la implicación de cientos de vecinos.
"Damos un pequeño donativo, que cada año son 3€. Muchas personas colaboran comprando un ticket pero sin la intención de comer el bocata (como fila cero). También mucha gente, y esto es de agradecer, ofrece voluntariamente su tiempo para agradarnos ese día, participando haciendo bocatas, preparando los juegos con los niños, así como dinámicas de ocio y tiempo libre, con el mercadillo solidario, repartiendo bocatas, con la limpieza del lugar, etc. Y también mucha gente colabora donando pan, embutido, bebidas, refrescos, fruta, etc...", explican en la web parroquial.
Para atraer gente se necesitan actividades, y para las actividades, espacio: en este caso se usó el Polideportivo del colegio de Cigales para acoger familias que traían niños a los juegos y después se pedían sus "bocatas solidarios".
No faltó, a la hora de comer, la lectura de un manifiesto de Manos Unidas a cargo del párroco, Juan Carlos Plaza.
La prensa local recoge "la colaboración de comerciantes de Cigales que donaron bebidas, los productos para elaborar los bocadillos y frutas para la causa pudiendo degustar bocadillos de tortilla, chorizo, salchichas o las famosas morcillas de Cigales".