Sor Sara del Amor de Dios es monja de clausura en el convento de las clarisas de Santa Isabel la Real del barrio del Albaicín de Granada. Esta joven de 33 años hizo sus votos perpetuos el pasado año y dada la situación de confinamiento que vive la población española ofrece su pequeña experiencia de la clausura para que en ciertos aspectos pueda servir a los que no pueden salir de sus casas en este tiempo.
Esta joven también pasó del bullicio total a la vida contemplativa casi de un día para otro. Además del día a día normal de una joven ella era la mayor de 15 hermanos de una familia que pertenece al Camino Neocatecumenal.
El "silencio", indispensable para la "escucha"
Después de siete años de vida contemplativa, sor Sara explica a Europa Press que “los encuentros más importantes siempre ocurren en el silencio”, indispensable para “la escucha”, por lo que este tiempo de confinamiento obligado puede también ser para muchos una “oportunidad” para adentrarse en su “Interior”, apreciar el “silencio” y escuchar más claramente a Dios, pues la realidad es que “una sobreinformación puede manipular la mente”.
En ese sentido, esta religiosa de clausura cree que es un buen momento para descubrir "para quién" y "por qué" viven las personas, y el lugar que, en este tiempo "tan fuerte" marcado por la pandemia del coronavirus, pueden pasar a ocupar cuestiones en otro momento fundamentales como el "dinero" o las "redes sociales", las cuales muchas veces "distancian del otro".
Los españoles llevan ya un mes de confinamiento obligatorio aunque esta monja aclara que no se puede comparar con su caso pues “la mirada es distinta” si se compara con la elección que ella ha hecho “para toda la vida”. En su caso, “no es una imposición” como sí lo es para millones de españoles.
Aún en la prueba, "bendecir al Señor"
Sin embargo, confiesa que al principio "cuesta" y reconoce que pudo echar en falta fumar un cigarrillo o "salir con el coche", si bien ella tenía la posibilidad de "acudir a la palabra de Dios" con la oración, y, "aún en momento de prueba, bendecir al Señor".
Para las personas que no tienen fe, sor Sara recomienda escuchar al otro. Pese a la vida contemplativa, está cerca de los suyos, de quienes puede recibir visita cada mes, y conoce "los sufrimientos" que está produciendo el coronavirus en la sociedad actual, con un caso cercano en su entorno.
Pensar en la vida eterna
Tras "pararse en seco" a causa del confinamiento, también invita a los demás a desconectar para plantearse algo tan "humano" como es, a su parecer, "la vida eterna", y huir de la "sobreinformación" pues "dar vuelta al mismo tema aumenta la ansiedad", mantiene.
"El silencio es un misterio", agrega, incidiendo en que, en estos días, en el claustro del Albaicín, "se escucha a la creación cantar", y lamentando que "normalmente" la mayoría no sea capaz de "callar". El confinamiento, en resumen, puede ser "una prueba" de la que salir fortalecido, como sor Sara lo ha hecho en este último año.