Tanto el nuevo arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, hasta ahora obispo de Coria-Cáceres, como su predecesor en la sede primada de España, Braulio Rodríguez Plaza, destacaron su sintonía personal tras el nombramiento del primero por el Papa, este viernes.
"La figura del nuevo arzobispo de Toledo es muy conocida por mí, pues desde octubre de 2002 fui su obispo en Valladolid", recuerda Don Braulio. Tras concluir su formación sacerdotal en el seminario de Toledo y desempeñar diversos ministerios pastorales en la ciudad, el cardenal Marcelo González Martín le envió a la diócesis pucelana, donde el entonces obispo, José Delicado Baeza, le encomendó la tarea de dirigir el Centro de Espiritualidad en el Santuario de la Gran Promesa. Allí fue donde el Beato Bernardo de Hoyos recibió en 1733 la promesa del Sagrado Corazón de Jesús: "Reinaré en España, y con mayor veneración que en muchas otras partes".
Durante esos años, evoca monseñor Rodríguez Plaza, "trabajamos don Francisco y yo, como arzobispo de Valladolid, muy estrechamente no solo en el campo de la espiritualidad, sino en la Delegación de Pastoral Juvenil de la que era delegado". En 2007 monseñor Cerro fue nombrado obispo de Coria-Cáceres, y en 2009 Don Braulio arzobispo de Toledo.
Tanto en Toledo como en Valladolid, Don Francisco se formó en la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús, como él mismo mencionó en su primer mensaje a los toledanos: "Desde que fui ordenado sacerdote y después obispo he procurado ejercer el ministerio desde los sentimientos del Corazón de Cristo, así lo quiero seguir haciendo entre vosotros: ayudaros a conocer los secretos del Corazón de Jesús y a ver a las personas y los acontecimientos de la vida como Dios los ve, con amor misericordioso y tierno". Por eso anunció su predisposición a servir y anunciar el amor de Dios y de la Iglesia "especialmente a los necesitados, a los pobres y a los enfermos".
Monseñor Cerro destacó también su sintonía con su predecesor: "Reconozco que es un regalo precioso del Señor suceder a monseñor Braulio Rodríguez Plaza, hermano y amigo desde hace muchos años en Valladolid, donde pude ser testigo, como sacerdote de ese querido presbiterio, de su abnegado servicio y entrega a la causa del Evangelio, de su fidelidad y de su cercanía".