Tamara Falcó, la hija de Isabel Preysler y del marqués de Griñón, tiene una legión de fans por su simpatía y naturalidad, y más desde que en noviembre ganó Masterchef Celebrity, el reality-concurso de cocina (recibió 75.000 euros que donó a una organización benéfica católica). Ahora se suman a sus fans los seminaristas del Seminario Conciliar de Madrid, hombres jóvenes -algunos no tan jóvenes- que aspiran a ser sacerdotes, a dar testimonio de Dios con sus vidas y servicio, y que preguntaron a Tamara sobre su fe y su testimonio.
"El pasado lunes tuvimos la oportunidad de compartir un café con Tamara Falcó, tiempo en el que fuimos hablando no sólo de prejuicios o etiquetas, sino también de dónde descubrió ella el amor incondicional: en Cristo. Porque se puede ser famosa, llevar una vida normal y, además, ser cristiana, dando sentido a lo que para mucha gente se queda en correcto”, explican los seminaristas en la web del seminario.
"Si Dios ama a los del Antiguo Testamento, ¡también a mí!"
En varias ocasiones Tamara ha contado que estando más o menos alejada de la fe le atrajo una Biblia que tenía unas palmeras en la portada (Tamara significa "palmera" en árabe y hebreo). "Leyendo la Biblia, descubrió a Dios y el amor que Él le tenía: “si Dios amaba a la gente de la que habla el Antiguo Testamento… ¡me tiene que amar a mí también!”", comentó entre risas a los seminaristas.
Los seminaristas le preguntaron como dio el paso de la Biblia a tratarse con la Iglesia, los sacerdotes y los sacramentos.
Ella respondió que la Iglesia y sus miembros dan ejemplos de fe, y que la fe se transmite de unos a otros y la Iglesia lo facilita. Es cierto que no es perfecta, dijo, que está formada por gente imperfecta, pero está inspirada por el Espíritu Santo, y eso ya es una garantía.
Añadió que el amor, el perdón, el cariño… le han hecho seguir a la Iglesia y permanecer en ella. Como anécdota, explicó que de un encuentro con el Papa Francisco, ella retuvo una frase sencilla: “No os alejéis del redil”.
Lo superficial y lo auténtico
Los seminaristas le preguntaron después por "la gente superficial en el mundo de la fama". Ella respondió que es difícil encontrar algo auténtico, y muchos lo buscan en cosas concretas, buscan llenar un vacío cuando de cara a la galería las cosas van bien y se tiene todo, pero sin tenerlo. Es una de las razones por las que le encantó y le ayudó mucho el saber que hay Cruz, que la Cruz existe. Porque no se trata de tener o no tener, sino de dónde poner el corazón. Para ella, dijo, su referente es Jesús.
La fe es un don, añadió. No todos creen, y eso puede ser frustrante para el que sí cree. ¿Por qué dar testimonio, entonces? Ella dijo que da testimonio "para defender lo más importante de nuestra vida, y algo se le queda a la gente". Es la Verdad, y "dando testimonio estás haciendo el bien".