"Fue un auténtico maestro y guía de almas. Su recomendación a las hermanas de la Cruz al respecto es ya un clásico de espiritualidad: ‘No ser; no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera’": así resumió el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, las virtudes del sacerdote José Torres Padilla (1811-1878), canario de origen y sevillano de adopción, en la misa de acción de gracias de este domingo por su beatificación el día anterior.
La misa de acción de gracias de este domingo por la beatificación de José Torres Padilla, en la catedral de Sevilla.
En efecto, este sábado fue beatificado en la catedral de Sevilla el cofundador, con Santa Ángela de la Cruz (1846-1932), de la Congregación de las Hermanas de la Compañía de la Cruz. Presidió la misa el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, y la concelebraron, además de Saiz Meneses, el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, los obispos auxiliares de Sevilla, Teodoro León y Ramón Valdivia y hasta 17 obispos llegados de algunas de las diócesis donde se encuentran las 53 comunidades de las Hermanas de la Cruz.
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En torno a ocho mil personas siguieron en directo la celebración, desde el interior de la seo, el Patio de los Naranjos y la plaza Virgen de los Reyes, donde se instalaron dos pantallas de gran dimensión con la señal de la retransmisión. La devoción en Sevilla a su paisana Santa Ángela y al propio Torres Padilla es inmensa.
Nacido en San Sebastián de La Gomera, desde niño quiso aprender el "oficio de los que no se condenan", que es como, según contó a sus padres, veía él al sacerdocio. Cuando tenía cinco años de edad cayó a un pozo muy profundo. Estuvo a punto de morir y se atribuye a una intervención sobrenatural que pudiera salvarse. Tras la muerte, el mismo día, de sus padres, sus tres hermanos y él fueron acogidos por una familiar. En 1827, José se trasladó a Tenerife para estudiar filosofía, lógica, matemáticas, latín y humanidades. En 1836 se ordenó sacerdote y continuó sus estudios en Sevilla, donde se afincaría definitivamente.
Fue director espiritual de varias monjas, entre ellas de Sor Ángela de la Cruz, canonizada por Juan Pablo II en 2003, con quien colaboró en 1875 en la fundación de las Hermanas de la Cruz, de espiritualidad franciscana y centrada en visitar y ayudar a niños, enfermos y ancianos.
Torres Padilla fue catedrático de Teología en el seminario de Sevilla y canónigo de la catedral, y asistió como teólogo al Concilio Vaticano I por sugerencia del Papa Pío IX.
Monseñor Saiz Meneses agradece al Papa, representado por el cardenal Semeraro (a la derecha de la foto) "este gran regalo para la archidiócesis". Foto: Archidiócesis de Sevilla.
En la homilía de su beatificación, el cardenal Semeraro recordó que cada día "pasaba dos horas estudiando y tres meditando sobre lo estudiado y así conseguía dar profundidad a su vida", y que “recorría incansablemente los barrios de la ciudad, especialmente Triana, para atender a los pobres e indigentes", con quienes se comportaba como "una especie de prestamista a fondo perdido" para ayudarles.
La beatificación vivió un emotivo momento al desvelarse el tapiz con un retrato del nuevo beato obra del pintor Raúl Berzosa, que le representa con el hábito de canónigo. En sus manos porta un libro y una cruz en referencia a que fue mentor de Santa Ángela y cofundador de las Hermanas de la Compañía de la Cruz. En el fondo a la izquierda se muestra su lugar de nacimiento, La Gomera, y a la derecha un paisaje de Sevilla centrado en la catedral, ya que fue miembro de su cabildo, motivo por el cual en ese momento repicaron las campanas de la Giralda, engalanadas para la ocasión.