El Jueves Santo, día del amor fraterno, la liturgia rememora las palabras de Cristo en la Última Cena, “nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos” Jn 15, 13. Y eso fue lo que hizo un sacerdote de 43 años, Francisco de Paula Padilla, cuando, después de celebrar el Jueves Santo del año 1937 una Misa clandestina en la Catedral de Jaén, convertida en cárcel, entregó su vida a favor de la de otro preso, un padre de familia. El nombre de Francisco de Paula Padilla se une al de 129 hombres y mujeres de Jaén que dieron su vida, odium fidei, entre los años 1936 a 1939.
Este lunes a la una de la tarde, y ante la atenta mirada de unas 500 personas, el obispo de Jaén, Amadeo Rodríguez Magro, lacraba una a una las 20 cajas que contienen todo el proceso. En total, unos 30.000 folios. Pero el solemne acto daba comienzo mucho antes.
109 sacerdotes, 1 monja y 20 seglares
A las 11 de la mañana, en el salón de actos del Seminario, hasta el que han acudido familiares, descendientes, amigos o paisanos de aquellos 109 sacerdotes, una monja de clausura, un matrimonio, una viuda y 17 varones seglares, muertos a causa de su fe, y que forman parte de este proceso de martirio. También han estado presentes, la responsable de la Conferencia Episcopal Española de la Causa de los Santos, Dª Inmaculada Florido, miembros del Consejo Episcopal y del Consejo del Presbiterio.
El prelado inició el acto con una oración, para después, explicar que este día de gracia para la Iglesia de Jaén pone el punto final a un proceso que dio comienzo de forma oficial el 9 de abril de 2016. “Los mártires son testigos, que firman con su sangre, la razón de su vida. Y la razón de su vida no es otra que vivir para el Señor”, ha afirmado Don Amadeo.
Después de sus palabras, el delegado Episcopal para la Causa de los Santos, Antonio Aranda Calvo, ha recordado el trabajo previo al proceso que él llevó a cabo a partir del año 2007: la recogida de más de 300 documentos y testimonios de testigos, fundamentales para la rigurosidad del proceso.
Los testimonios manuscritos
En el orden de la palabra le ha sucedido el Catedrático en Historia de la Universidad de Sevilla, José Leonardo Ruiz Sánchez, presidente de la Comisión Histórica del Proceso. Ruiz Sánchez ha explicado, de forma minuciosa, el tratamiento de los datos. Ha contado que durante el proceso se han recabado documentos, no solo del Archivo diocesano de Jaén, sino de Diócesis como la de Ávila, Calahorra, Teruel, Tarazona, Solsona, Almería, así como de la Conferencia Episcopal Española o del Centro documental de la Memoria Histórica.
De “gran importancia” ha definido los testimonios manuscritos conservados, redactados por quienes presenciaron los hechos. En su intervención, el Catedrático de la Universidad de Sevilla ha citado varias veces las palabras “misericordia y perdón”. Misericordia de quienes murieron perdonando a sus verdugos, y la del perdón, sin ambages, de sus familiares. Ruiz Sánchez, ha recordado el perfil de tres de los 130 que forman este proceso.
Entre otros, el de Manuel Izquierdo Izquierdo, que le da el nombre al mismo por ser el de mayor edad: un sacerdote de 83 años, el párroco de Villardompardo, que “vivió en soledad las primeras semanas de la Guerra, recluido en su domicilio, en espera de una muerte que daba por segura”. Entre los documentos recogidos en el expediente se conserva sus últimas palabras, una composición de despedida que reza: “Solo, sólo y no de Dios”.
El postulador de la Causa, Monseñor D. Rafael Higueras Álamo, ha ofrecido una intervención en la que, de forma agradecida, ha recordado a todos los que a lo largo de los años han trabajado en esta Causa de Martirio. También ha tenido muy presente a esos 130 fieles de Jaén que han sido sus compañeros a lo largo de estos tres años.
De ellos ha dicho: “Estos hermanos nuestros murieron por amor a la Iglesia, a Jesucristo, y al prójimo. Murieron en la Paz del Señor Jesucristo. En algún caso sus cadáveres fueron quemados, o descuartizados simulando hacer una matanza de animales; o abandonados en el campo como pasto para los animales. Pero ellos no murieron odiando…, no murieron matando…, no murieron por haber matado a otros…” Ha querido recordar la forma en la que murieron alguno de los que forman parte de este proceso. Y ha concluido, “Hoy es un día de honor y gloria de la iglesia de Jaén “adornada con la púrpura de la sangre” de esta multitud de testigos que nos alientan en nuestro caminar.
"No hay que tener miedo al recuerdo del martirio"
Al finalizar las intervenciones, el Promotor de Justicia, Francisco Carrasco y el Juez Delegado para este proceso, Pedro José Martínez Robles han ofrecido el dictamen. Tras hacer los juramentos, el notario ha presentado ante los asistentes la documentación del proceso de martirio. El obispo de Jaén, acompañado del Notario de este proceso, Sergio Ramírez, ha lacrado cada una de las cajas, que serán custodiadas por el Postulador hasta llegar a Roma, donde serán entregadas en la Congregación para la Causa de los Santos y continuar allí la fase romana.
El prelado jiennense ha clausurado la ceremonia, recordando las palabras que él mismo escribió con motivo de la primera macro causa martirial de España, en el año 2007. “Seríamos muy injustos y muy torpes si no recordáramos a nuestros mártires de la persecución religiosa en España en el siglo XX. Si no lo hubiéramos hecho nos quedaríamos sin su semilla y, por tanto, sin su esperanza. Porque los mártires son ‘un gran signo de esperanza’. No hay que tener miedo al recuerdo del martirio, pues los que sufrieron están por encima de las ‘oscuridades de la historia y de los hombres’”.
Es ahora Roma quien tiene que determinar que los presentados en esta Causa son verdaderamente mártires, y, por lo tanto, declarados beatos de la Iglesia.