Alfonso Bullón de Mendoza, catedrático de Historia Contemporánea, está a punto de cumplir dos años como presidente de la Asociación Católica de Propagandistas, propietaria de las universidades y colegios San Pablo-CEU y promotora de la acción de los católicos en la vida pública.
La ACDP lleva más de cien años "en la cosa pública": fue fundada en 1909 por el sacerdote jesuita Ángel Ayala y tuvo por primer presidente al abogado, político y periodista Ángel Herrera Oria, que luego sería sacerdote, obispo y cardenal y está hoy en proceso de beatificación. "Jesús siempre nos seguirá enseñando", "cosas profundas que van al corazón de los hombres", explica Bullón de Mendoza. Pero ¿alguna vez se enfrentó esta asociación a una época como la que vivimos con el coronavirus?
- Don Alfonso, usted que es historiador, ¿diría que estos meses de pandemia y confinamiento mundial son algo único en la Historia?
- Sin duda, es una pandemia distinta a otras del pasado. Es cierto que no causa tanta mortandad como la gripe de 1918 o las epidemias medievales, pero su velocidad y extensión por todo el mundo la hacen especial. No se muere un 20% de la población como en la Edad Media, pero nos ha paralizado a todos: esa sería la gran diferencia. La tecnología moderna se ha puesto eficazmente al servicio de la salud, para evitar más muertes, pero las cuarentenas se han prolongado mucho.
- ¿Qué hemos aprendido con el coronavirus?
- La pandemia nos hará valorar cosas a las que no prestábamos atención, desde tomar un café con los amigos a hablar con los compañeros, o con alumnos y profesores en los pasillos o en tutorías. A los que nos gusta la docencia también nos gusta el contacto personal con el alumno.
- ¿El coronavirus nos puede enseñar a valorar más la vida frágil, por ejemplo, frente a la propaganda de la eutanasia?
- En la ACDP llevamos meses trabajando especialmente el tema de la eutanasia con distintas actividades. Cuando hablamos con los médicos, nos dicen que la gente que sufre lo que pide es acabar con el dolor, o la sensación de ser una carga, o su soledad... y todo eso se puede controlar con cuidados paliativos. Sin embargo, España tiene unos niveles de cuidados paliativos bajos, de los más bajos de Europa. Necesitamos una cultura que enseñe a vivir bien, también en la fragilidad y la enfermedad.
- El coronavirus, en el ámbito educativo, incluyendo los centros San Pablo CEU, ha sido una revolución de la noche a la mañana...
- El mundo académico ha respondido de forma tremendamente rápida. Las instituciones de enseñanza presencial han dado un salto de golpe. Lo curioso es que los medios técnicos los teníamos ya hace años, los sistemas de contacto, voz e imagen, pero la pandemia nos ha hecho aplicarlos y agudizar el ingenio. En nuestros centros, en muchas asignaturas, enseguida mantuvimos los mismos horarios y clases en tiempo real, pero desde casa, con el ordenador. Creemos que no ha sido un cuatrimestre perdido, sino que se ha aprovechado.
- Es temporarada de exámenes y se habla mucho de la picaresca de los alumnos en los exámenes a distancia...
- Siempre ha habido picaresca en todo tipo de exámenes. Pero muchos en estos días recurrimos al examen oral, que es muy dúctil, permite repasar muchos temas. Además, en nuestras universidades, con grupos pequeños de alumnos, conocemos bien a los alumnos y eso nos ayuda a evaluarlos.
- Hace poco celebrábamos Pentecostés, una fiesta que celebra la diversidad de carismas y de creatividad en los laicos. ¿Somos los laicos españoles menos clericales que hace 20 o 40 años?
- La ACDP nació hace más de 100 años y en aquella época muchos pensaban que el laico lo único que tenía que hacer era actuar al dictado de la jerarquía. El Vaticano II hizo hincapié en la importancia y creatividad del laico. El Papa Francisco hoy, cuando habla de una Iglesia en salida, se refiere también a los laicos, en comunión con toda la Iglesia, claro. Pero ¿somos más creativos que hace cien años, por ejemplo? Los laicos españoles de hace un siglo estaban fundando sindicatos, centros educativos, periódicos...No sé si estamos a su altura. Pero también es verdad que ellos trabajan en una sociedad mucho más cristianizada.
- El pasado lunes 1 de junio, en un encuentro digital con el CEU, el cardenal Osoro hablaba de "educar desde el corazón como nos enseñó Jesús"... pero muchos dirán hoy que Jesús, un señor de hace 2.000 años, no tiene mucho que enseñar hoy.
- Jesús siempre nos seguirá enseñando. En la Biblia, por lo general, no le vemos enseñar cosas muy complicadas sino cosas profundas que van al corazón de los hombres, cosas que no cambian con los siglos. Él enseña una forma de estar en el mundo. Si tienes el corazón abierto esa enseñanza, puedes aprender de todo. Y así es como podemos ser testigos, que es lo que comentaba el cardenal en nuestro encuentro.
- El cardenal Osoro también habla de la "creatividad de la caridad". ¿Cómo se da esto en el CEU y en los católicos laicos españoles de hoy?
- Con la pandemia, Cáritas nos pidió ayuda para animar a la generosidad de la gente. Les ayudamos con un vídeo de personas de referencia, conocidas, que alababan y explicaban la tarea de Cáritas. Lo hemos difundido en plena pandemia.
» Y antes lanzamos la serie de microcapítulos "Por muchas razones", para la evangelización juvenil, que se ha difundido muchísimo. Hay que saber innovar y estas tecnologías nos ayudan. Cuando Herrera Oria tomó el periódico El Debate, en 1911, enseguida se dedicó a modernizar su tecnología y envió a Marcelino Oreja, su hombre de confianza, a EEUU a aprender más. Hoy hay unas posibilidades inmensas para aprender online, pero poder convivir para aprender sigue siendo importante.
- Pero una cosa es verse un vídeo y otra es hacerse socio de algo, ser militante, pagar una cuota...
- Vivimos una época de pensamiento débil, en la que a las personas les cuesta mucho comprometerse. La gente se siente cada vez más cómoda. De nuevo, el cardenal Osoro creo mostraba su inquietud por esto cuando hablaba de la importancia de ser testigos hoy.