En la primavera de 2011, pocos meses antes de que José Carrillo fuera elegido rector de la Universidad Complutense de Madrid, los ataques por parte de grupos radicales a las capillas universitarias se recrudecieron. En aquellas fechas se dieron asaltos, profanaciones y amenazas.
El entonces candidato a rector se propuso acabar con la situación, pero no censurando a los violentos e intolerantes, sino con un nuevo intento de clausurar las capillas, esta vez para siempre, impugnando los acuerdos suscritos por la universidad y el arzobispado de Madrid.
Miguel Vidal, portavoz de la plataforma por la libertad religiosa MásLibres.org denuncia que “Carrillo quiere ilegalizar las creencias de una parte del alumnado de la universidad, soñando seguramente con ilegalizar algún día a buena parte de la sociedad española, aquella que profesa una religión”.
De esta manera, prosigue Vidal, “el rector Carrillo se sitúa en vanguardia de la intolerancia religiosa”.
Entre 2004 y 2011, la intolerancia religiosa en España se recrudeció de un modo tal, que hasta el Papa Benedicto XVI sugirió que había elementos comunes al inicio del terror antirreligioso desatado en los años 30 del pasado siglo, con el cierre arbitrario de espacios religiosos como la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.
Ahora, señala el portavoz de MásLibres.org, “la inquisición instaurada por ZP se refugia en el búnker de la Complutense de la mano del rector Carrillo. En contra del principio universitario de ser una comunidad de alumnos y profesores en busca de la verdad, Carrillo pretende arrebatar de forma intolerante y sectaria la libertad de culto a los alumnos y trabajadores de la UCM”.