Muchos usuarios de Twitter se quedaron este jueves perplejos con el mensaje publicado por el Ministerio de Cultura, dirigido por el socialista catalán Miquel Iceta, donde se hacía promoción de la masonería.
El Ministerio publicaba tres fotos de ornamentos masónicos y los explicaba: “joya, collarín y banda de un masón del grado 33, el máximo que se puede alcanzar. El CDMH (Centro Documental de la Memoria Histórica nda) cuenta en la actualidad con una de las colecciones iconográficas masónicas más importantes del mundo”.
Precisamente, este centro fue creado en 2007 por el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, gran responsable de la ofensiva de leyes de ingeniería social en España.
El tuit del Ministerio de Cultura iba acompañado de un enlace al Centro de Memoria Histórica donde se profundiza sobre la masonería, que explica en su web: “debido a la especial represión ejercida por el régimen franquista contra la masonería, se incautaron una amplia variedad de documentos y objetos en las logias de toda España. Como resultado de este proceso de incautación, el CDMH cuenta en la actualidad con una de las colecciones iconográficas masónicas más importantes del mundo, integrada por algo más de 1.200 piezas, entre ellas, algo más de 500 joyas, insignias y medallas y más de 200 bandas y collarines”.
Del mismo modo, desde el Ministerio de Cultura siguen haciendo promoción de esta sociedad secreta asegurando que “la masonería se caracteriza por el empleo de rituales y símbolos. En sus reuniones o tenidas, los masones utilizan atributos, es decir, objetos que representan doctrinas y ritos de la masonería, así como el grado y las funciones de cada miembro de una logia o lugar de encuentro de los masones”.
“Los grados en la masonería son 33, y cada uno de ellos representa cada una de las etapas de la educación de un masón. Las funciones, desempeñadas por los denominados oficiales, se asignan por votación. Entre estas funciones, podemos destacar el venerable, el orador o el maestro de ceremonias”, sigue en su explicación el organismo público.
Esta publicación sorprende más, si cabe, cuando el Ministerio de Cultura no hace mención en sus publicaciones al amplio patrimonio religioso español anclado en la Iglesia Católica y que abunda tanto en sus archivos, como en las plazas, calles y rincones de todo el país.
Por ello, numerosos usuarios en Twitter mostraron al organismo público su consternación con esta promoción de la masonería. “Gracias por explicarnos el funcionamiento de vuestras logias. No nos interesan. Los masones, tampoco. ¡Viva Cristo Rey! Separación masonería-Estado YA”, escribía un usuario.
Otra de las muchas quejas decía: “Sr. Ministro, ¿no se decía hace años que los que decían que existía la masonería eran unos conspiranoicos o unos locos por decirlo? ¿Qué pasa ahora que teníamos razón de que exista o es que ahora os interesa decirlo abiertamente que vosotros pertenecéis?
La otra cara de la masonería
El historiador Alberto Bárcena explicaba ya en su libro Iglesia y masonería (San Román) cómo era el ritual de iniciación para los masones de grado 29, inferior al que se refiere el Ministerio. En el ritual para este grado según el Rito Antiguo y Aceptado, uno de los más mayoritarios dentro de las logias masónicas, se rechaza expresamente a Cristo, pisoteando con los dos pies un crucifijo y, además, se invoca a modo de consagración la protección de Baphomet, dios de la Luz, que es una representación del demonio.
Por su parte, el exmaestro masón de grado 14 Serge Abad-Gallardo, autor del libro Por qué dejé de ser masón (Libros Libres), mostraba la enorme influencia de la masonería en la política actual.
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“Las leyes que han sido promulgadas por la Asamblea Nacional francesa han sido reflexionadas y formalizadas en las logias. En particular en la Gran Logia de Francia, Gran Oriente y Derecho Humano de Francia. De esto puedo dar testimonio porque cada año todas las logias del Derecho Humano, en la cual yo fui masón durante 23 años, trabajan en un tema social común y realizan un documento de síntesis que las logias envían a sus dirigentes nacionales. Y éstos, tras una última revisión lo transmiten al Presidente de la República”, explicaba.
De este modo, añadía que “la masonería es en la mayoría de las obediencias anti-católica y anticlerical. La masonería es para ellos una religión verdadera tal y como cuento en mi libro. Sus fundamentos son totalmente diferentes y opuestos a la moral católica, que por ejemplo hace de la familia la base de la sociedad. Promoviendo leyes contra la familia intentan destruir la Iglesia Católica. Este es uno de los motivos por lo cual yo afirmo que no es posible ser católico y masón”.
En opinión de este exmasón hay varios intereses en su obsesión por transformar la sociedad: “en primer lugar la masonería quiere imponer su manera de ver y de ser. Ellos hablan de tolerancia, pero son tolerantes únicamente con las ideas que no son contrarias a la ideología masónica. Por ejemplo yo puedo testimoniar que siendo masón no se puede decir en una logia que el aborto es un crimen. En segundo lugar, la masonería está convencida de tener las llaves de la felicidad de la humanidad y que sólo ellos pueden 'dar luz' a los 'pobres hombres'. Por último, hay probablemente motivos económicos. El hombre que no tiene familia se vuelve un ser que el poder económico mundial puede emplear de todas las maneras y en cualquier sitio. Por eso Jacques Attali (miembro del grupo Bilderberg, y masón), consejero de varios presidentes franceses, explica en su libro L’Homme Nomade que el hecho de no tener familia es la llave del desarrollo cultural y económico, y por tanto de la felicidad”.