Es la primera vez en varias décadas que un propietario de abortorios en España se siente en un banquillo para responder a la acusación de 115 abortos ilegales.
En un país como España, considerado como una nación en dónde hay una permisividad total hacia la práctica del aborto, es casi milagroso que el empresario peruano Carlos Morín y sus colaboradores y empleados del abortorio, estén hoy en la Audiencia de Barcelona, para responder a un delito.
La investigación del diario inglés Daily Telegraph y las indagaciones de la policía inglesa sobre una fundación de este país que recibía fondos públicos y que había enviado a algunas mujeres a abortar a España, hecho que llamaba la atención ligado a la recepción de recursos públicos, fue la primera pista denunciada que puso en alerta a la organización E-cristians, presidida por Josep Miró i Àrdevol, informa Forum Libertas.
La grabación con cámara oculta realizada por la televisión pública danesa, motivó que E-cristians pidiera al Colegio de Médicos de Barcelona –que ahora forma parte de la acusación particular- que abriera un expediente informativo. No sólo no lo hizo sino que respondió a e-Cristians recriminando su escrito.
E-Cristians logró poner a disposición del juez un testigo de la propia organización de Morín dispuesto a declarar sólo si se le daba la condición de protegido, hecho que por sí mismo ya revela la naturaleza de las personas implicadas en toda esta truculenta trama.
Todo ello hizo que la presentación de una querella por parte de esta asociación prosperara. Posteriormente, la actuación eficaz de la Guardia Civil, las grabaciones realizadas y la documentación incautada han hecho posible el juicio más importante en Europa por aborto ilegal, con 12 inculpados, 117 testigos, 115 presuntos delitos de aborto ilegal y 32 días de duración del juicio.
El presidente de e-Cristians explica: “Si Morín puede ser juzgado ahora es como consecuencia de cuatro factores: un diario inglés, el Daily Telegraph, la televisión pública danesa, la querella de e-Cristians y la providencia que hizo aparecer un testigo protegido. Sin estos cuatro elementos no hubiera habido nunca caso Morín ni hubiera habido nunca en España ninguna posibilidad de que prosperara ninguna denuncia por aborto ilegal”.