Los doscientos estilizados confesonarios blancos, con diseño vanguardista de Ignacio Vicens, que ocuparon el Parque del Retiro de Madrid durante la JMJ 2011 acabaron constituyendo uno de los iconos de aquellas fechas. De ellos, según informa Efe, cincuenta siguen todavía en los talleres de la carpintería ebanistería de Ávila que los hizo, a disposición de las parroquias u otras instituciones religiosas que, a cambio de un donativo, quieran utilizarlos.
Por ejemplo, el convento de San Pedro Regalado en La Aguilera (Burgos), la parroquia de Santo Domingo de Guzmán en Madrid y la parroquia de Santa María la Mayor de Baena (Córdoba). El que utilizó personalmente Benedicto XVI sigue almacenado, pero ya tiene destino: el arzobispado de Madrid, organizador del evento.
Los confesonarios se desmontaron al terminar la JMJ. El carpintero, Emilio Úbeda, considera "un honor" haber realizado ese trabajo, gracias al cual 40.000 jóvenes se confesaron en 30 idiomas ante dos mil sacerdotes, en lo que fue, y se denominó, una auténtica Fiesta del Perdón, inolvidable para los dos millones de participantes.