En la sede de Ayuda a la Iglesia Necesitada en Madrid, tuvo lugar este miércoles la rueda de prensa ofrecida por Kirilos Samaan, obispo copto-católico de Assiut (Egipto), de visita en España para hablar de la situación de los cristianos en ese país árabe.
Samaan, que se dirigió al público en italiano, se ha expresado con franqueza sobre la situación en su país, una franqueza que ha revestido en todo momento de conciliación y optimismo. Así, empezó resaltando que los coptos en Egipto son una minoría, pero “unida con los musulmanes en su condición de egipcios”. “Sabemos que este es nuestro país y no nos iremos jamás”, ha dicho, añadiendo que aunque hay cristianos que están abandonando Egipto, muchos de los que lo están haciendo son musulmanes, y que las razones son más de tipo económico que religioso.
El obispo de Assiut ha ofrecido el dato llamativo de que la pequeña iglesia católica egipcia gestiona nada menos que 170 escuelas en todo el país, las cuales gozan de tanto prestigio que la mayoría de sus alumnos no son cristianos: “Son muchos los dirigentes que mandan a sus hijos a nuestras escuelas y luego, cuando gobiernan, entienden mejor a los que no son musulmanes”.
Sobre los Hermanos Musulmanes, vencedores de las elecciones en el país, recordó que no representan la parte más radical del islam egipcio, papel que corresponde al salafismo, el cual ha obtenido aproximadamente un 25% del refrendo popular. Y sobre el presidente electo Mohamed Mursi, ha afirmado que sus primeros gestos han sido de conciliación, recordando que recibió a los dirigentes de todas las minorías religiosas del país en una reunión a la que él mismo estaba invitado, aunque no pudiera acudir. “Hay lugar para colaborar juntos por el bien del país” añadió.
Señaló también que una de sus prioridades es precisamente motivar a los fieles a participar en la vida pública y social de Egipto, pues descartada la alternativa de abandonar el país, sólo quedan dos: “O encerrarse en un gueto, o convivir”. Y que los cristianos del país trabajan codo con codo con las minorías liberales, las cuales han obtenido un 25% de los votos. Samaan afirmó que la situación de los cristianos “no va a ser peor que antes”, y prefirió describirla con la palabra “discriminación” antes que con la palabra “persecución”. Sobre la posibilidad de que como el propio Mursi ha señalado, el vicepresidente del país pudiera ser un copto, el obispo Samaan ha confirmado que la posibilidad existe, aunque ha preferido no dar nombres sobre la persona en la que pudiera recaer tan alta magistratura.
Preguntado por las relaciones de los copto-católicos con la comunidad copta del país, que aunque minoritaria en el conjunto de él es abrumadoramente mayoritaria entre los cristianos, Samaan respondió que por parte católica no existen mayores dificultades, aunque por parte copta, la evidente desigualdad en términos de fieles y esa impresión de la que no pueden desembarazarse de haber llegado a Egipto antes, contribuye a veces a dificultarlas. Y es que mientras la minoría copta asciende a aproximadamente un 10% de la población egipcia, esto es, unos 9 o 10 millones de personas, los copto-católicos apenas alcanzan los 250.000 fieles. Todo lo cual no obsta para que se esté produciendo un fructífero diálogo canalizado a través de una Convención Interconfesional Mixta que se reúne con carácter anual, y en el seno de la cual se están produciendo grandes progresos. Recordó que a la muerte del patriarca copto Shenouda III, la Iglesia católica estuvo en todo momento muy presente y muy cerca del dolor de los coptos.
La iglesia copta (etimológicamente hablando “copto” no es sino una corrupción de “egipcio") es una de las iglesias más antiguas del cristianismo, muy condicionada por la secesión que en el cristianismo impuso en el siglo V la cuestión del monofisismo, condenado en el Concilio de Calcedonia del año 451. Una teoría que sostiene que en Jesús sólo existe una naturaleza, la divina, y que es aquélla a la que se adhieren los coptos, pero no los católicos ni los ortodoxos.
Al respecto, no está de más aclarar una cuestión terminológica que da lugar a mucha confusión, y es que aunque los coptos se den a sí mismos el nombre de “ortodoxos”, su relación con la Iglesia griega de este mismo nombre es sólo sinonímica y muy similar a la que mantienen con la católica, es decir, de separación por causa de la cuestión monofisita. Todo lo cual propicia que Alejandría se nos presente como “la ciudad de los tres patriarcas”: el Patriarca copto de Alejandría, llamado también “el Papa copto”, puesto vacante al día de hoy desde la muerte de Shenouda III; el Patriarca copto-católico de Alejandría, Antonios Naguib, cuya delicada situación de salud ha propiciado que sus funciones las esté desarrollando, precisamente, el obispo Samaan; y el Patriarca copto-ortodoxo de Alejandría, Teodoro II, que gobierna sobre una comunidad aún más pequeña que la copto-católica.
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