El arzobispo de Oviedo consagra su carta semanal de este domingo a responder a los ataques que ha sufrido durante estos últimos días a raíz de diversos nombramientos diocesanos.

Monseñor Jesús Sanz Montes titula el mensaje Tiempo de cambios para referirse a los que ha habido en consejos, delegaciones, secretariados y traslados, así como a fusiones de parroquias o apertura de nuevas realidades. "En ningún caso he procedido a la ligera, ni acompañado interesadamente, ni he caminado en solitario. En algunos casos tienes presente cosas delicadas y no comunicables, que explican las opciones aunque sean incomprendidas o impopulares. En otros, los motivos no tienen entretelas, como cubrir un hueco con los hermanos que cuentas", explica.

Sanz Montes desvela que la disponibilidad de los afectados ha sido máxima, salvo en "pocas excepciones" que "no merecen su estadística". Y aunque comprende el "dolor", que valora "positivamente", que puede experimentar una parroquia al despedir a su párroco, otra cosa es que el dolor "se cambie en indignación, revuelo, chantaje, intrusión y rechazo".
 
El prelado introduce entonces un párrafo contundente, que fija con claridad dónde está cada quién: "De todo he tenido que leer y escuchar estos días... Resulta extraño que quienes por un traslado del cura digan que se les quita la fe (¿en quién creían?), que abandonan la Iglesia (¿a cuál pertenecían?), que exijan escucharles, recibirles, darles explicaciones… y si no se accede cargarán con todo tipo de lindezas constituidos en ´comisión´ dispuesta a informarme (¿qué saben ellos de lo que por respeto a personas o a comunidades a veces no se puede contar?). No han faltado credenciales políticas o membretes de altos funcionarios.Han hecho un flaco favor a los sacerdotes que son cambiados, y se lo han hecho a ellos mismos".
 
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