La crisis ha generado una oleada de nuevos pobres en España, de gente que nunca había acudido a Cáritas o los servicios de asistencia social pero que ahora no le queda más remedio. Estos nuevos pobres sienten vergüenza de su situación, no quieren que sus vecinos conozcan su situación. En la ciudad pueden pasar desapercibidos con más facilidad, pero en los pueblos y ciudades pequeñas es más difícil ocultarlo.

Por eso, el director de Cáritas diocesana de Alicante, Jaime Valcaneras, señala que "los nuevos pobres de pueblo son distintos a los de ciudad". Eso requiere que Cáritas dedique voluntarios, por ejemplo, a llevar las bolsas de comida a las casas de los que la necesitan pero no se atreven a ponerse a la cola de la parroquia o el centro diocesano.

Con la crisis nacen más y más iniciativas. En algunas parroquias los voluntarios organizan servicios de guardería para atender bebés, o aportan los pañales, los potitos... En algunas zonas se estudia la creación de pequeños huertos urbanos para ceder a algunas familias. "Es útil para el consumo propio pero a veces es más útil, sobre todo, para la autoestima de la persona", explica Valcaneras.
"Atendemos a todos los que nos piden ayuda, de cualquier color, país, religión, etc... Los voluntarios de Caritas son casi siempre cristianos católicos, creyentes y practicantes. Sí hay casos, a veces, de personas alejadas de la Iglesia que pueden venir y ofrecerse como voluntarios. La caridad es una forma de evangelizar, de acercar a todos a Dios, ¡al voluntario y al beneficiado! Y hay personas alejadas de la Iglesia que así se reincorporan a la comunidad cristiana", detalla Valcaneras.

Según el director de Cáritas de Alicante, si los feligreses preguntasen más sobre lo que se hace en su parroquia quedarían admirados de los voluntarios (Cáritas tiene 1.200 voluntarios en la diócesis alicantina) y esa admiración les llevaría a apuntarse como socios o voluntarios y ofrecer sus servicios.

"Cuando explicas los programas, salen voluntarios", asegura. "Tenemos 2 casas de acogida para personas sin hogar, cursos de idiomas, español para extranjeros, cocina, costura, programas de enfermos de sida, etc... Y al verlo la gente piensa: yo podría ayudar en eso", concluye Valcaneras.