Profesionales por la Ética ha alcanzado una gran relevancia pública en los últimos años con motivo de su campaña por la libertad de educación de los padres y Educación para la Ciudadanía.
Pero quizá pocos sepan que esta iniciativa de la sociedad civil se constituyó como asociación en 1992, tras la experiencia de sus jóvenes fundadores en la JMJ de Czestochowa de agosto del año anterior. Y que, desde entonces, su equipo ha trabajando con gran eficacia en muy diferentes iniciativas para promover la dignidad de la persona y el bien común en el espacio público.
Ahora, cuando la asociación celebra su 20 aniversario, no es exagerado afirmar que la sociedad española no sería la misma sin la contribución de Profesionales por la Ética.
Con Jaime Urcelay, actual presidente de la entidad, hemos dialogado sobre la trayectoria de Profesionales por la Ética y el significado de este 20 aniversario.
Nuestra primera campaña pública importante la lanzamos en 1994 y se llamó "Plataforma Familia Humana". Su objetivo era influir, a favor de la vida y la familia, en la posición oficial de España en la Conferencia de Naciones Unidas de El Cairo sobre Población y Desarrollo. Fue un audaz "bautismo de fuego", conseguimos adhesiones muy interesantes para el Manifiesto que lanzamos a la opinión pública y llegamos a entrevistarnos con la entonces ministra de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi.
Y, sobre todo, aprendimos mucho respecto a lo que se puede conseguir desde una sociedad civil organizada, firmemente arraigada en los principios y que trabaja con verdadera autonomía.
- Después vinieron las campañas de apoyo a la libertad de conciencia del personal sanitario y objeción al aborto; el trabajo con los legisladores y juristas sobre manipulación de embriones y clonación; la campaña a favor del derecho de los niños a un padre y una madre frente a las adopciones por parejas del mismo sexo; el proyecto sobre conciliación de la vida personal y profesional --que en su momento fue pionero--… y, por supuesto, todas las acciones desplegadas, sobre todo en defensa de la libertad de conciencia y educativa, en la etapa Zapatero. La verdad es que al volver la mirada podemos estar muy orgullosos de lo realizado en todo este tiempo, a pesar de que siempre hemos trabajado con recursos muy escasos que suplimos con entrega, creatividad y pasión.
- Sí, junto a las campañas públicas y la labor de asesoramiento, la formación, el desarrollo personal, ha sido desde los comienzos uno de los focos principales de la asociación.
La primera experiencia fue la Escuela de Orientación y Desarrollo Profesional, que desarrollamos entre 1993 y 1995. Tras ella, iniciamos en 1996 los cursos para docentes sobre educación en valores -que tanto debieron a esa persona extraordinaria que fue Raúl Vázquez, viceconsejero de Educación de la Comunidad de Madrid- y el programa "Construyendo una democracia con valores", sobre los fundamentos pre-políticos de la democracia, que se inició en 1999.
Para todas estas iniciativas formativas hemos contado siempre con profesionales destacados que desinteresadamente han ofrecido sus capacidades y competencias al servicio del bien común. Propiciar estos espacios es precisamente la esencia, la razón de ser, de nuestra asociación.
- Sin duda. Zapatero representó una amenaza para España pero a la vez una grandísima oportunidad para nuestra sociedad, en buena parte adormecida con el ficticio "España va bien" del Gobierno de Aznar. El proyecto de reingeniería social de Zapatero, su agresión radical a los "principios no negociables" que justifican la vida en común, abrió a muchos los ojos sobre la prioridad de la batalla cultural y la necesidad de defender por nosotros mismos lo que consideramos valioso y bueno para todos.
El equipo de Profesionales por la Ética tuvo claro que había llegado la hora, en cierto modo, de "vaciarse", o sea, de tratar de entregarlo todo. Un verdadero privilegio para una asociación que desde 1992 escogió como lema propio "Una iniciativa de servicio".
Claramente con la labor de apoyo a los padres en su lucha por el derecho a educar en libertad a sus hijos frente a cualquier intromisión ilegítima del Estado. La larga y durísima campaña de objeción de conciencia a Educación para la Ciudadanía -que ha culminado con el compromiso del Ministro Wert de sustitución de estas asignaturas adoctrinadoras- ha marcado, por muchos motivos, un hito en la historia de la defensa de los derechos civiles en España.
- Sí, algún día habrá que hacer justicia y reconocer públicamente el heroísmo de estos miles de padres que, sin otro arma que el amor a sus hijos, se enfrentaron como David al Goliat de un Estado arrogante y manipulador por el bien de todos.
En este camino hemos verificado, una vez más, que en España hay mucha gente buena, muchas familias verdaderamente ejemplares, que hacen confiar en la viabilidad de un proceso regenerador sobre la base de la vuelta a nuestras raíces como nación.
Realmente el esfuerzo ha merecido la pena, aunque para nosotros haya sido una campaña muy demandante, con algunos contratiempos serios que es preferible olvidar, pero que nos han confirmado en el rumbo a seguir.
Ahora es prioritario culminar bien el proceso de eliminación de Educación para la Ciudadanía y asegurar que desaparece de las aulas todo resto de adoctrinamiento moral por parte del poder político.
Además de esta labor de vigilancia proactiva, queda un largo recorrido hasta conseguir la completa garantía de la libertad de educación en España, que para nosotros constituye una prioridad irrenunciable.
El capítulo educativo de la Ley del Aborto de 2010, por poner solo un ejemplo, sigue estando en vigor. Las escuelas españolas sufren, además, una silenciada invasión de talleres de una supuesta "educación y salud afectivo-sexual" que los padres desconocen y que en la mayor parte de los casos tienen enfoques profundamente anti-educativos, incompatibles con un desarrollo sano y equilibrado de nuestros hijos.
La religión en la escuela pública, libremente escogida por una inmensa mayoría de padres, sigue sufriendo trabas injustificables en algunas comunidades autónomas y su dignidad académica deja mucho que desear… En definitiva, es muchísimo lo que nos queda por hacer en el capítulo de la libertad educativa.
- Sí, en el ámbito de la protección del derecho a la vida desde el momento de la concepción a la muerte natural estamos trabajando con intensidad. Además de nuestra integración en la dinámica plataforma cívica Derecho a Vivir, creamos un equipo interdisciplinar con el nombre de "Vida Digna" dedicado a la prevención de la legalización de la eutanasia en España a través de ese eufemismo al que han llamado "muerte digna".
El logro conseguido con nuestra decisiva comparecencia en el Parlamento Navarro y toda la labor realizada con las leyes de Aragón y Andalucía y el proyecto de ley del Estado, nos han confirmado que en ese campo tan importante tenemos un valor añadido en el que tenemos la responsabilidad de seguir trabajando.
- El "Manifiesto 25 de marzo por una investigación respetuosa con el ser humano" es una iniciativa de gran trascendencia. Acabamos, en efecto, de presentarlo con un grupo de eminentes científicos y juristas y con otras entidades con las que convergemos en esta propuesta, que no es solo nuestra.
Se trata de conseguir, con la mayor amplitud de apoyos posible, que las leyes españolas respeten la dignidad del embrión humano y que en este sentido se ajusten a la reciente sentencia del Tribunal de la Unión Europea de Luxemburgo. El conjunto de asociaciones y personas que estamos trabajando en este tema pronto vamos a dar nuevos pasos muy significativos.
El pasado 5 de mayo tuvimos la satisfacción de iniciar en Madrid la conmemoración del aniversario con un nutrido grupo de socios, amigos y colaboradores procedentes de toda España. Lo hicimos con una Misa de acción de gracias en ambiente de fraternidad cristiana, oración y cantos ofrecidos por la comunidad de Madres Dominicas que nos acogía y, a continuación, celebramos una cena en un ambiente familiar en el que no faltaron personalidades de la vida académica, política y mediática.
Como destacó uno de los oradores en la cena, para nosotros la amistad ha sido el eje de todo lo que hemos sido capaces de construir en este tiempo.
En este primer acto conmemorativo también tuvimos ocasión de recordar que somos una asociación civil de inspiración cristiana abierta a todo el que comparta nuestro ideario y propuestas.
De Gasperi aplicaba a la actuación política de los cristianos la siguiente frase: "en política debe regir el principio de laicidad: el creyente actúa como ciudadano en el espíritu y en la letra de la constitución y se compromete a sí mismo, a su categoría, a su clase y a su partido, pero no compromete a la Iglesia".
Nosotros, al elegir una formalidad civil y un ideario cristiano, afirmamos que somos cristianos y somos ciudadanos y asumimos nuestro protagonismo en la sociedad sin implicar a la Iglesia y a los obispos en nuestras actuaciones ni refugiarnos detrás de ellos para justificar nuestros errores y aciertos.
Creemos que el magisterio eclesial de las últimas décadas, especialmente la exhortación apostólica "Christifideles laici" y la Instrucción pastoral de la Conferencia Episcopal Española "Católicos en la Vida Pública" confirman con toda claridad la libertad y responsabilidad de la acción cristiana en la sociedad y en la política.