Más radical, insultante, agresiva y explícita en su incitación a la violencia religiosa que la del pasado año y sin que fuera disuelta por ello como se había comprometido la Delegación del Gobierno de Madrid, este viernes por la noche se llevó a cabo la "procesión atea" en el barrio de Lavapiés y que reunió a escasos 300 participantes.
Los manifestantes, convocados supuestamente para “sensibilizar a la población sobre el derecho constitucional de libertad de manifestación, libertad de expresión y la obligatoriedad de que las instituciones protejan la aconfesionalidad del estado”, realizaron la marcha profiriendo insultos contra los creyentes, particularmente contra la Iglesia Católica y sus representantes.
"Hay que quemar la conferencia episcopal por machista y patriarcal", "Rouco cabrón, trabaja de peón", "Cuidado con la cartera, que viene Rouco", "Cura muerto, cura bueno", "Cura muerto, cura en paz", "La iglesia que ilumina es la que arde". "Arriba, arriba, arriba, todos a luchar… que se metan por el c... la conferencia episcopal", "La próxima JMJ, Somalia", "Menos crucifijo y más aborto fijo", "Menos religión y más educación". "La religión es como el pene: está bien tenerlo, pero no intentar metérselo a nadie por la fuerza", "Curas y militares, parásitos sociales", "Hasta los ovarios de tantos rosarios", "Menos Papa y más carne con patatas", fueron varios de los insultos que se escucharon anoche por las calles de Lavapiés.
La manifestación estaba encabezada por el presidente de la Asociación de Ateos y Librepensadores de Madrid, Luis Vega, varios de esos miembros, otros colectivos anarquistas y vecinos de la Asociación "La Playa de Lavapiés", otra de las entidades convocantes. Los participantes sujetaban una pancarta bajo el lema "No más privilegios. De mis impuestos a la Iglesia cero. Por la libertad de expresión y manifestación".
La Delegación del Gobierno en Madrid se había comprometido a que “si durante el transcurso de la manifestación se realizaran actos que […] supongan una ofensa a la religión católica la misma dejará de tener una finalidad lícita […] por lo que podrá procederse a su disolución”. La marcha no sólo no fue disuelta sino que contó con el apoyo policial para sus desplazamientos.