El arzobispo de Valencia ha destacado hoy, en la solemne misa crismal que ha presidido en la Catedral, en la que han concelebrado más de 400 sacerdotes diocesanos, que “lo que se quiere y desea de nosotros es que seamos especialistas en promover el encuentro del hombre con Dios”. Según monseñor Osoro, “al sacerdote no se le pide que sea experto en economía, en construcción o en política; de él se espera que sea experto en el verdadero humanismo, el que nos ha regalado como gracia Nuestro Señor Jesucristo”.
En su homilía, el prelado ha expresado al inicio su gratitud a todos los sacerdotes diocesanos porque, “aunque naturalmente tendremos torpezas, hay un deseo manifiesto en todo el presbiterio diocesano de querer que Jesucristo esté en el corazón de los hombres y llegue la noticia de Él a todos”. También les ha agradecido “con toda la sinceridad de mi corazón que os hayáis involucrado de una manera especial todos los sacerdotes en el Itinerario Diocesano de Renovación”, el proyecto de nueva evangelización iniciado hace dos años y promovido por el prelado. “Es cierto que nos queda mucho por hacer y es cierto que solamente hemos empezado, pero estoy seguro que el Señor bendecirá nuestra fidelidad, nuestra entrega y nuestro deseo de que todos los hombres conozcan a Jesucristo” .
El Arzobispo ha subrayado que “nunca repetiré suficientemente que el sacerdocio es esencial para la Iglesia, los sacerdotes son un don de Dios para la Iglesia” y, en consecuencia, “no pueden delegar las funciones que le son propias”. A este respecto, ha insistido en que la disminución del número de sacerdotes y la necesidad de la organización pastoral “no debe restar importancia al papel central del sacerdote que, in persona Christi capitis, enseña, santifica y gobierna a la comunidad”.
Se trata, ha dicho, de un “gran y fundamental servicio, que nadie puede prestar en lugar nuestro ni sustituirnos” porque es la “vocación y misión de los mensajeros de la Buena Nueva; de los que tienen que curar heridas de los corazones humanos; de los que tienen que proclamar la liberación en medio de múltiples aflicciones, en medio del mal que de tantas maneras tiene esclavizado al hombre, de los que tienen que consolar”.
Monseñor Osoro ha alentado a todos los sacerdotes a “pedir con más insistencia vocaciones al ministerio sacerdotal”, pero también a “descubrir más la importancia del papel de los laicos, a quienes tenemos que agradecer su generosidad al servicio de las comunidades cristianas”. Sobre ello, ha invitado a reforzar “la irremplazable presencia en medio de ellos del ministerio sacerdotal, si es que queremos auténticos y valientes testigos del Señor en medio del mundo”.
Al término de su homilía, el Arzobispo de Valencia ha proclamado una plegaria para implorar a Dios por las vocaciones y, también, para que “cada uno de nosotros sepamos servir mejor, más límpida y eficazmente, a tu presencia de Pastor en medio de los hombres que tenemos junto a nosotros, de tal modo que nunca sintamos la tentación de la inutilidad, es decir, la de sentirnos no necesarios, pues somos más necesarios que nunca porque Cristo es más necesario”.
En la misa crismal, cuyos orígenes datan del siglo VI y en la que han sido interpretados cantos gregorianos, los sacerdotes han renovado las promesas de su ordenación. Asimismo, el Arzobispo ha bendecido los óleos y el crisma que serán utilizados en la celebración del Bautismo, Confirmación, Ordenación Sacerdotal y Episcopal, Dedicación de Iglesias y Unción de Enfermos. Igualmente, en la ceremonia ha concelebrado el obispo auxiliar de Valencia, monseñor Enrique Benavent.