La situación de emergencia debido al Covid-19 ha despertado varias iniciativas para paliar los daños que se puedan ocasionar en la sociedad. Desde la Iglesia Archidiocesana de Barcelona se han ofrecido diversos canales de atención espiritual, así como servicios religiosos a través de las redes sociales. Por otra parte, Cáritas Diocesana de Barcelona ha alertado que “se han multiplicado por tres las peticiones de ayuda social” y que está dando una atención específica y centrada en ayudar a aquellos que se encuentran en situación más vulnerable, tanto a la vivienda como garantizando comida a los sin techo, explica la web de la diócesis catalana. De hecho aporta unos datos sorprendentes: Cáritas Barcelona, actualmente, distribuye alimentos en 69 lugares y mantiene 6 comedores sociales.
Garantizar la alimentación, cuestión prioritaria
Tal como ha dicho la entidad en un comunicado, “garantizar la alimentación de las personas vulnerables se sitúa como prioridad número uno”. Por ello, desde el programa Sin Hogar y Vivienda se está trabajando en diferentes puntos de la diócesis para colaborar con la ayuda que ofrecen las entidades públicas.
La responsable de este programa, Fina Contreras, asegura que “el Ayuntamiento ha reaccionado con una buena dotación de recursos a los colectivos sin hogar, y Cáritas quiere complementarlos”. Según explica, “la respuesta de Cáritas ante la situación de emergencia sanitaria ha sido hacer una mirada global a todas las necesidades más cercanas que hay en la calle, en aquellos lugares que no han quedado del todo cubiertos”. En este sentido, uno de los servicios más esenciales que está ofreciendo Cáritas es el reparto de alimentos en varios focos de la ciudad.
Voluntariado en la parroquia de Sant Cebrià
Tres parroquias en primera línea
A día de hoy, Cáritas gestiona tres parroquias desde donde se reparte comida a la gente de la calle: Santa Anna, Sant Cebrià y Sant Fèlix, que ha abierto recientemente. En el centro de la ciudad, los voluntarios de la parroquia Santa Anna distribuyen a partir de las 9.30 de la mañana un picnic con desayuno, almuerzo y cena. Las colas se extienden hasta el Portal del Angel, ya que atienden alrededor de unas 200 personas y algunos días más. En Sant Cebrià comenzaron con 40 personas y ahora son 90. Estas acuden a buscar la bolsa con el almuerzo y la cena, disponible a partir de las 11.30 h. La última en incorporarse ha sido la parroquia de Sant Fèlix. El servicio ha surgido como iniciativa propia de los voluntarios de la parroquia y atiende una cuarentena de personas.
Desde Santa Anna
“Ahora estamos sobre las 200 personas”, explica Mn. Peio, el párroco de la parroquia de Santa Anna. La parroquia, que antes del confinamiento ya atendía personas durante el día con el Hospital de Campaña, estos días de confinamiento está abriendo gracias a la colaboración de los trabajadores sociales y voluntarios que dan una mano para atender a aquellas personas que continúan necesitando recursos. “La mayoría viven en la calle, pero también nos encontramos con personas que están confinadas en habitaciones y sin dinero -explica el párroco-. Aprovechamos la toma de contacto para saber cómo están y repartir además de la comida kits de higiene para cada uno”.
Este servicio se hace garantizando en todo momento las condiciones higiénicas de seguridad. “Realmente las personas son muy conscientes de que se debe respetar un protocolo y la respuesta ha sido muy buena”, asegura desde Cáritas Fina Contreras.
Voluntarios de la parroquia de Santa Anna
Servicio de información y orientación
Además de garantizar dos comidas al día, se ofrece información sobre otras necesidades básicas, como es la ducha y la ropa, así como otros requerimientos. “Queremos saber cómo están las personas más vulnerables en su día a día y darles una mano”, expone la responsable del programa de Cáritas.
En total, sumando estas parroquias, Cáritas Diocesana de Barcelona mantiene 69 puntos de distribución de alimentos abiertos además de 6 comedores sociales. En total atienden a una media de 400 personas al día. Muchos de estos lugares se han abierto con la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona, además de estas tres parroquias más (Santa Ana, Sant Cebrià y Sant Fèlix).
Un compromiso constante
La situación de pandemia ha llevado a Cáritas a continuar afianzándose con su reto. Tal como explica Fina Contreras, “no es que estemos en un estadio nuevo, sino que continuamos y nos sitúa allí donde hemos estado siempre: al lado de las personas y a la escucha de cualquier necesidad que se requiera”.
“El hecho de ser una entidad de trinchera, situada en primera línea, nos da un reto constante –continúa la trabajadora social- de estar al día de las necesidades de las personas más vulnerables. Tenemos que estar alerta de aquellas necesidades básicas que tienen las personas en cada momento”. “Ahora la prioridad son las necesidades básicas y facilitar las cosas para que las personas se mantengan dentro de sus domicilios, y velar por la gente mayor que vive sola. Después, el escenario cambiará, y nos reclamarán las familias que sufrirán las consecuencias de la crisis”.
En la misma línea, el director de Cáritas Diocesana, Salvador Busquets, ya alertó la semana pasada que “después de esta crisis sanitaria, vendrá una crisis social y económica. Estamos empezando a notar las consecuencias y hay que estar preparados”.
Seguimiento
En cuanto a la labor de Cáritas con los usuarios que ya se atendía, se lleva a cabo un seguimiento constante por teléfono. Concretamente, se ofrece atención y seguimiento a las 250 personas que viven en los 45 recursos residenciales que Cáritas tiene repartidos por toda la diócesis. Por ello, trabajan más de 200 personas profesionales, junto con unos 600 voluntarios de la entidad. Atender las peticiones sociales del día a día, sea de forma presencial o telemática.
El P. Peio Sánchez, párroco de Santa Anna, y algunos voluntarios explican en el siguiente vídeo el trabajo que desarrollan en estas fechas con los más desfavorecidos de Barcelona.