El castillo de Javier, en Navarra, fue protagonista este fin de semana de la primera Javierada del 2012. El arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, ofició ayer bajo un gran aguacero la tradicional misa de clausura, en la explanada del castillo, de esta popular peregrinación. El prelado instó a las más de 10.000 personas que estaban presentes, a practicar la fraternidad porque «la caridad no entiende de recortes».

«Ante las necesidades, hemos de impulsar mayor entrega y generosidad», propuso el arzobispo a los miles de peregrinos que acudieron a la cuna de San Francisco Javier, patrón de las Misiones. Hoy «es un día de fe» y esta Javierada «una manifestación de fe», valoró Francisco Pérez en su homilía momentos antes de invitar a los congregados a la lectura de la Biblia, la atención a los más necesitados y la oración. «Queremos tener los oídos abiertos a los quejidos de los que nos rodean, son tiempos difíciles los que nos toca vivir, no podremos solucionar todos los problemas ni podremos enjugar todas las lágrimas, pero estamos dispuestos a compartir lo que tenemos», comentó en una mañana lluviosa en Javier.

Esta primera Javierada, junto con la que se celebrará el próximo fin de semana, tiene previsto reunir a unos 40.000 peregrinos. Entre los participantes de esta 72 edición se encontraba Julio Lorenzo, un chico madrileño que viajó el viernes hasta Javier con un grupo de 120 jóvenes. «He vuelto encantado, al principio me daba un poco de pereza pero luego te animas cuando ves a tantos jóvenes de distintos lugares, es una experiencia que merece la pena aunque llegues cansado y con ampollas», comenta a LA RAZÓN. A pesar de ser ésta su tercera Javierada no quita para afirmar que le «impresiona el ambiente que se vive. He conocido a gente muy buena y hemos tenido tiempo para todo, andando hacia Javier pude rezar el mejor rosario de mi vida. La misa en la explanada fue impresionante, mientras diluviaba los jóvenes estábamos en un ambiente de recogimiento».


Es tradición que durante los dos primeros fines de semana de marzo, coincidiendo con la Novena de la Gracia, miles de peregrinos de muchos rincones de España inunden las carreteras que conducen al castillo de Javier, para venerar al Santo. El origen de estas marchas se remonta al año 1885 cuando una epidemia de cólera asoló la región y el pueblo invocó a San Francisco Javier para que los librara de aquella terrible enfermedad, ofreciendo a cambio la promesa de que todos caminarían en procesión si se cumplían sus ruegos. El Santo respondió a la súplica, y fue así como nació esta popular tradición. Aunque el santuario tuvo que esperar hasta el año 1941 para tener su primera Javierada «oficial», que fue convocada por el obispo de Pamplona, Marcelino Olaechea.

El gran protagonista de la Javierada no puede ser otro que San Francisco Javier. Nacido en el castillo de Javier en el año 1506 en una familia de la nobleza, a los 18 años marchó a París a estudiar a la Sorbona, donde conoció a San Ignacio de Loyola, el personaje que lo convertiría en un entusiasta misionero jesuita. La India o Japón fueron algunos de los países por donde evangelizó, siendo China su gran frustración al no llegar a poder entrar muriendo a sus puertas, en la isla de Sanchón en 1552.