“Muchos se emocionaron, no se lo podían creer, algunos lloraron, otros sonreían. Muchos están pasando estos días aislados y solos. Alguno pensaba simplemente que iba a ir el capellán, pero al entrar el Santísimo se llevaron una gran sorpresa”: esta fue la reacción de los enfermos de los hospitales HM en la diócesis de Getafe, España, el Domingo de Resurrección, tal y como lo narra Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo, en el semanario Alfa y Omega.
El Domingo de Resurrección fue un día muy especial para los enfermos de los hospitales Montepríncipe y Puerta del Sur, dos centros del grupo Hospitales Madrid (HM) ubicados en la diócesis de Getafe.
Francisco Javier Arias, delegado de Pastoral de la Salud de Getafe, y Aurelio Carrasquilla, realizaron una procesión con el Santísimo por las diferentes plantas de ambos hospitales. “Ha sido una gracia de Dios no por iniciativa nuestra, sino de la doctora Cidón, fundadora de los hospitales HM junto a su marido, Juan Abarca”, explica Arias.
“A mí me llamaron de parte de la doctora Cidón trasmitiéndome que ella quería que el Domingo de Resurrección se pase por las plantas el Santísimo para bendecir a los enfermos. No fuimos los capellanes ni la Iglesia, fue ella misma la que tomó la iniciativa, porque lo primero son los enfermos”, reconoce el delegado.
Así, el domingo por la mañana se inició la procesión con el Santísimo por los dos hospitales, y para preparar el ambiente se sacó la imagen de María Auxiliadora al hall principal. El Santísimo entró en las habitaciones de aquellos enfermos que así lo pidieron después de una consulta que se hizo días antes en las diferentes plantas. La consigna era entrar en las habitaciones que tenían la puerta abierta, dentro de las cuales estaban los enfermos que habían sido avisados y que querían recibir la visita. También pudieron recibir la bendición con el Santísimo los enfermos y profesionales de las UCI de ambos centros, unas zonas reconocibles por estar rodeadas de plásticos para frenar la expansión del coronavirus.
El delegado cuenta cómo fue la experiencia de los enfermos al encontrarse con que entraba el Señor en su habitación: “Muchos se emocionaron, no se lo podían creer, algunos lloraron, otros sonreían. Hay que tener en cuenta que muchos están pasando estos días aislados y solos. Alguno pensaba simplemente que iba a ir el capellán, pero entrar con el Santísimo se llevaron una gran sorpresa. Fue una inyección de fe muy fuerte para todos”.
Arias también tuvo la oportunidad de entrar en la unidad de niños enfermos de cáncer, y allí “algunos padres nos dijeron: “No nos había pasado esto nunca. Que venga el Santísimo a nuestra habitación es increíble”.
Los dos sacerdotes llevan el Santísimo a los enfermos de los hospitales HM
“Creo que todos han sido consolados –continúa el delegado de Pastoral de la Salud de Getafe–. Todos los enfermos han vivido una experiencia única dentro de su dolor y su sufrimiento, y eso les ha confortado muchísimo”. Incluso en los controles de enfermería, algunas enfermeras y auxiliares se acercaron a preguntar: “¿Y a nosotras también nos podrían dar la bendición?”.
Al finalizar la visita, uno de los responsables médicos preguntó a Francisco Javier por la experiencia de los enfermos, y reconoció: “Si los enfermos han recibido consuelo espiritual a través de su creencias, entonces hemos cumplido la misión”.
En los hospitales HM, “la relación con los capellanes ha sido siempre muy buena –dice Francisco Javier–, porque los fundadores lo han inculcado desde siempre. Todas las habitaciones tienen crucifijo, y en las capillas está la imagen de María Auxiliadora, independientemente de que dentro trabaja gente que cree y otros que no creen, pero el trato siempre es muy respetuoso y muy cordial”. Además, el delegado valora la sensibilidad de la doctora Cidón cuando, en una de las inauguraciones de uno de los hospitales del grupo, se acercó a los capellanes y les dijo: “Quiero que me cuidéis muy bien a los enfermos”.
Para el delegado de Pastoral de la Salud de Getafe, estos días de pandemia “estamos viviendo el misterio del dolor y del sufrimiento. Muchos enfermos están asilados, las familias sufren por no poder verles, hay mucha incertidumbre…, pero ahí está Dios presente también. Jesucristo está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Él está ahí, a veces de manera misteriosa, pero sigue estando. Y se manifiesta también en la generosidad de tanta gente que se está volcando en ayudar a los demás, creyentes o no. Dios sigue actuando, aunque a veces nos cueste reconocerle”.