El obispo de San Sebastián ha concedido una entrevista al Diario Vasco en dónde repasa algunas cuestiones de actualidad, justo en un momento que acabade celebrar los 25 años de su ordenación sacerdotal, y cinco de la episcopal. Además, hace un mes cumplió 50 años.
Una de las primeras es ¿qué hará el PP con el aborto?, una pregunta que mucha gente se hace. Munilla señala que «la vida es la vida, al margen del color de quien nos gobierne. Dado que el Partido Popular votó en contra de la actual ´ley del aborto´, ahora, cuanto menos, lo coherente sería que la derogase. De lo contrario, creo que los católicos que hayan votado a este partido tendrán razones para sentirse profundamente decepcionados».
Sobre ETA y su aparente abandono de las armas, el prelado vasco ve «con preocupación que no se dan suficientes signos de humildad en quienes anteriormente apoyaron la violencia. La decisión de distanciarse de la violencia no ha de estar motivada exclusivamente por necesidades y conveniencias, sino por un verdadero convencimiento moral. Es triste observar los equilibrios políticos que necesitan realizarse para posibilitar el reconocimiento del mal generado en las víctimas. Me parece que todos deberíamos priorizar un camino de conversión personal y social. Por nuestra parte, deseamos remarcar estas Navidades la figura de Cristo, como el «príncipe de la paz».
Sobre el mensaje de Cristo y la creciente secularización, monseñor Munilla señala que «el principal problema al que se enfrenta la evangelización de la Iglesia, no es el rechazo del mensaje de Jesucristo, sino la ignorancia y el desconocimiento de la persona de Jesucristo. Creo sinceramente que es imposible conocer a Cristo sin enamorarse de Él. Quien se abre a la amistad con Él, comprobará que es el único amigo que nunca falla, el único que sana verdaderamente las heridas, además de la ´piedra angular´ para la edificación de una sociedad justa».
Preguntado sobre la existencia de una división en la diócesis de la que es Pastor, Munilla considera que «la división es siempre mucho más ruidosa que la comunión, pero esta última también existe. Hay que valorar que cuando se han filtrado a los medios de comunicación los problemas internos de nuestra vida diocesana, no hayan obtenido respuesta pública de quienes tienen otras sensibilidades eclesiales. Eso me parece lo más destacable, creo que la gran mayoría de nuestra diócesis es de la opinión de que nuestros problemas los tenemos que afrontar por nuestros cauces internos, sin caer en estrategias extrañas al sentido eclesial. A lo anterior me permito añadir que las divisiones existentes en el seno de nuestra diócesis son de grado muy inferior a las que observamos en nuestra sociedad».
Por último, y como mensaje navideño, el prelado subraya que «el mejor regalo de Navidad que podríamos hacernos mutuamente es crecer en la conciencia de la necesidad de fomentar una cultura favorable a una familia fuerte y estable. Nos jugamos mucho en ello, porque la familia es el mayor garante de la libertad del hombre. En el debate sobre la familia, la educación y el respeto a la vida humana se libra hoy el combate fundamental por la dignidad del hombre».