El obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, presidió nuevamente este domingo la misa anual celebrada en el Cementerio de los Mártires de Paracuellos del Jarama (Madrid) y después, como viene siendo habitual en estos últimos años, encabezó una insólita procesión por las siete fosas del camposanto que albergan fusilados.
Cientos de personas abarrotaron la capilla y 40 sacerdotes concelebraron con el obispo de la diócesis. Ya en el año 2009, monseñor Reig aseguraba que “esta es la catedral más grande edificada jamás, pues ha sido levantada con la sangre de miles de mártires, de modo que es el santuario más grande del mundo, donde se concentran más mártires por metro cuadrado, muchos de ellos elevados ya a la gloria de los altares”.
Este 2011, como se nos ha recordado, se conmemoran los 75 años de las matanzas de Paracuellos. En el conocido como paraje del Arroyo de San José fueron asesinados miles de prisioneros mientras los presos, conocidos como ‘sacas’ eran trasladados desde distintas cárceles de Madrid. Los asesinatos se produjeron entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre de 1936.
Son miles las víctimas inocentes, de las cuales centenares de ellas eran menores de edad, que descansan en este camposanto: sacerdotes y seminaristas de las diócesis de: Madrid, Toledo, Getafe, Ciudad Rodrigo, Jaén, Lugo, Alcalá de Henares y del arzobispado castrense. Además, centenares de consagrados que pertenecían a unas veinte órdenes religiosas: agustinos, capuchinos, carmelitas, carmelitas descalzos, claretianos, dominicos, escolapios, franciscanos, hermanos de las Escuelas Cristianas, hospitalarios de San Juan de Dios, jerónimos, jesuitas, marianistas, maristas, misioneros oblatos, paúles, pasionistas, redentoristas, sagrados corazones de Jesús y María y salesianos. De entre todos ellos, Juan Pablo II y Benedicto XVI han beatificado a 104 y el próximo 17 de diciembre lo serán en la catedral de la Almudena de Madrid otros 22 misioneros oblatos, de los cuales 15 reposan están en Paracuellos. Igualmente, son cientos los laicos de movimientos como Acción Católica o la Adoración Nocturna, asesinados en Paracuellos por ser cristianos.
Monseñor Juan Antonio Reig afirmó en la homilía que “la cruz (refiriéndose a la famosa cruz visible desde tantos lugares) que aquí anuncia el tesoro que custodia este cementerio es la lluvia que desde el cielo viene a reavivar nuestra fe, tiene que derretir todos los prejuicios e ideologías, para que podamos contemplar la hermosura de lo que significa ser ganados por el amor de Dios, restablecer el corazón con todas las energías de la caridad y morir, como testigos, confesando al único Señor, a aquel que confesamos en este tiempo que ahora iniciamos, preparatorio para la Navidad”.
“El Señor ha cumplido su palabra: los cielos se han abierto… ha hecho descender sobre el Arroyo de San José de Paracuellos la lluvia de tantos testigos de la fe, y ahora es preciso que nosotros, juntos todos, recojamos el torrente de este río que nace desde aquí, para que ellos sean honrados como se merecen y nosotros a través de ellos podamos continuar el seguimiento de Jesucristo con un corazón cargado de esperanza, asombrados ante el altar de Nuestro Señor, asombrados de lo que es capaz de hacer de la alegría para que en estos momentos difíciles por los cuales está atravesando España nosotros seamos los continuadores de aquellos que por el nombre de Cristo y por su reinado, entregaron su vida de la manera más inocente. ¿Habrá, queridos hermanos, mejor modo de celebrar el adviento?”.