La muerte en accidente de tráfico de Diego y Álex Ruiz de los Ríos, de 25 y 23 años, ha impactado profundamente a las familias ligadas al Colegio Tajamar de Madrid: habían sido alumnos de este conocido colegio católico. Su funeral y las misas por su descanso han congregado a muchas personas, atrayendo el interés de algunos medios de comunicación, y la familia lo ha agradecido, declarándose abrumada por el cariño de muchos amigos, conocidos y compañeros.
El martes 20 de diciembre por la noche, ambos circulaban por el Paseo de la Castellana compartiendo moto, cuando un coche chocó contra ellos. Alex, de 23 años, murió casi en el acto. Diego, de 25, sobrevivió unos días en el Hospital Clínico, pero falleció dos días después.
Un sacerdote llegó enseguida
Antes que la Policía o la ambulancia, acudió corriendo al lugar del accidente un sacerdote, el padre Lázaro, quien ha explicado lo que sucedió. "Soy sacerdote", dijo, "si queréis confesaros, aquí estoy". Álex solo pudo apretar la mano del sacerdote antes de morir. Diego pudo pronunciar un sí. Ambos recibieron la absolución inmediatamente.
La familia señala que ambos jóvenes tenían mucha fe y considera que la rápida presencia del sacerdote es un gesto de la Virgen María.
Conectadas por whatsapp, las familias del colegio y miles de personas se unieron en una cadena de oración, primero por el alma de Álex y la recuperación de Diego; después, fallecido Diego, por el alma de los dos y el consuelo de sus seres queridos.
El Ayuntamiento de Los Molinos decretó un día de luto oficial (hasta las 12 horas del sábado 24 de diciembre) en señal de duelo por el fallecimiento de los dos hermanos, que con su familia eran veraneantes habituales del municipio.
Una ola de oración
Sus padres, Marco y Virginia, y sus hermanos, Marta, Sara y Álvaro, marcados por el dolor, también se sienten abrumados por el impacto que su muerte ha tenido desencadenando una ola de oración. "Ellos hacían el cielo en la tierra y ahora están juntos allí", ha declarado a VozPópuli su tío Nacho.
El familiar les describe como compañeros siempre juntos. "Álex era un osito de peluche. Diego tenía más carácter. Siempre se han llevado fenomenal. Tanto, que se han ido juntos. Álex no se quería ir sin Diego. Eso para nosotros, aunque durísimo, también es bonito, porque han estado juntos hasta el final, como ellos querían", explica emocionado su tío.
"Pese al dolor, estamos más unidos que nunca y está reforzando nuestra relación muchísimo. Hacen el bien incluso cuando se han ido. La Nochebuena ha sido muy especial. Acudimos toda la familia a la Iglesia de San Jorge a celebrar el nacimiento de Niño, que en la estrechez de la cuna Cristo niño ha acogido a Diego y Alex. Luego nos juntamos con mucha alegría, porque es lo que ellos querrían… aprendiendo que dolor y alegría no son incompatibles".
Una capilla llena
El capellán del Hospital Clínico, Javier Alonso, explicó a Vozpópuli cómo fue la noche del accidente. "Yo estaba a punto de irme a dormir, a las doce de la noche, cuando sonó el teléfono de guardia. Me pidieron que abriera la capilla, algo que me resultó bastante raro, porque no me suelen pedir eso a esas horas. Al principio estaba solo su familia. Pero en seguida comenzaron a llegar muchas personas. Desde las doce de la noche hasta las ocho de la mañana llegaron casi 90 personas, que las conté. Por el día eran incontables. Estoy realmente removido".
El capellán destaca también la entereza de la madre, que, dice, "solo tiene palabras de agradecimiento. No se queja y para todos tiene algo bueno. Sus hijos claramente tenían de quién aprender".
Tras su muerte, se celebraron tres misas en el tanatorio de la Paz de Tres Cantos, con presencia de la familia y de muchos jóvenes. El colegio Tajamar ofreció misas por su eterno descanso. Don Casimiro, sacerdote del colegio Tajamar, dijo en su homilía que también ante eventos incomprensibles como estos podemos dirigirnos a Dios.