"Hace dos semanas estábamos pensando en los oficios de Semana Santa, ejercicios cuaresmales. China e Italia pillaban lejos, parecía algo que nunca llegaría a nosotros. Jamás pensé que una pandemia llegaría a Valdemoro, que seríamos un foco", admite Jorge Revuelta, el párroco de El Pilar, en esta población de 75.000 habitantes de la diócesis de Getafe, la primera en ser golpeada con fuerza en la región de Madrid. Celebra misa él solo, y vive solo en la parroquia, un templo de estética neocatecumenal por el que pasaban 2.000 personas cada fin de semana. Atiende en redes, en teléfono... "Mi compañero está en el Cerro de los Ángeles, para sustituirme si caigo, pero los feligreses han de saber que su párroco se queda, que no les dejamos".
En Valdemoro hay 10 sacerdotes en cuatro parroquias. "Ahora ya debemos estar todos infectados, unos con más síntomas, otros con menos", calcula. "Nuestro compañero Jon, de 53 años, está hospitalizado. Hace unos días estaba medianamente bien, ahora se ahoga. En diez días ha cambiado la vida. Hay quien dice que sólo corren riesgo los más mayores, pero no es cierto: también enferma gente joven, que queda al borde de la muerte. Parecía un sueño, pero esto no es una peli de ciencia ficción, es real, y cualquiera puede enfermar".
"Yo era de los sacerdotes que hace unos días decía al obispo que teníamos que mantener algunos templos con misa pública. El nuestro era el que iba a atender a Valdemoro. Hoy reconozco que cerrar todas las misas es la medida más sensata. Hay que evitar que la gente salga y nos contaminemos. Yo diría a todos los sacerdotes: no colaboremos en poner en peligro al pueblo. Nunca pensé que diría esto, pero hoy lo digo: necesitamos medidas radicales".
En El Pilar, en Valdemoro, caben 1.000 personas y unas 2.000 pasaban por esta parroquia cada fin de semana... como todas en la diócesis de Getafe, está cerrada por el coronavirus
"Aquí vamos una semana por delante que el resto de España"
Desde el 2 de marzo no se difunden cifras sobre infectados ni fallecidos por municipio. Pero Valdemoro es probablemente la zona más golpeada de España. Lo explica el sacerdote Patxi Bronchalo (abajo del todo puedes escuchar el audio completo), cuya parroquia está al lado del centro de mayores donde se registraron los primeros 16 infectados.
"Aquí en Valdemoro vamos como una semana por delante de lo que empieza a suceder en el resto de España. Hace ya muchos días que pedíamos medidas como las que ahora se empiezan a aplicar. Aquí hemos sufrido mucho, mucho, hasta que se ha confinado a la gente a las casas. Todo el hospital es ya como una UCI. Esto es como una guerra, no sabes quién de repente está mal, quién de repente se muere o va a otro hospital. Las familias no pueden entrar a ver, todo es muy frío", lamenta Bronchalo, un cura joven conocido por su presencia en las redes.
Patxi Bronchalo usa ahora su popular canal de YouTube para emitir adoraciones y charlas sobre el catecismo, pero la mayor parte del tiempo lo pasa con los infectados y familias de difuntos
"El padre Gabi está enfermo. El padre John está muy malito, en el hospital, junto a su madre. Su madre está muy malita, también. Imagínate: estar en el hospital enfermo, tu madre también, y no poder ni abrazarla. Los que no estamos enfermos, acompañamos. Yo no voy a ver a nadie sano, me dedico solo a los enfermos, a visitar hospitales y enterrar a los muertos. Hay gente que dice "pues yo puedo ir a misa igual que voy al supermercado", pero es que si fueran a misa se podrían contagiar, o yo les puedo contagiar. No es un capricho esto de suspender las misas. Es muy doloroso, pero es mucho más doloroso ver morir a la gente cada día".
Como en el Tercer Mundo: muchas camas juntas, y algunos van muriendo
Bronchalo compara las macrohabitaciones llenas de camas que ve hoy en el hospital de Valdemoro con las que vio en el Tercer Mundo con las calcutas, las Misioneras de la Caridad. "Claro, aquí ponemos biombos, más blanco, pero hay muchas personas y muchos se van muriendo. Se nos está muriendo el pueblo", dice, con voz que se quiebra "En cuanto te llama alguien con décimas te preocupas".
Los curas intentan dar calor humano y divino, pero es difícil. "Los tanatorios son muy fríos. Se atiende sin tiempo. Ayer tenían 8 cuerpos en el tanatorio. Hice un responso ayer por tres personas, con los enterradores a enorme distancia. En realidad, es imposible cuidar las medidas de seguridad, aunque llevo máscara, guantes... Fui a dar la unción al hospital. Una mujer, a la que se le había muerto el marido en la planta de abajo, me pidió un abrazo. No vas a decir 'no, quítese'", dice Bronchalo.
¿Qué hacer en estas circunstancias? Los curas de Valdemoro, como los de otras ciudades, intentan mantenerse firmes y multiplicar la creatividad para llegar a la gente.
El hospital de Valdemoro, que no es muy grande, es ya todo él una gran UCI;
desde hace dos semanas las autoridades no dan datos de la epidemia ciudad por ciudad
"Durante una semana estuve bloqueado, ni podía rezar"
Jorge Revuelta, el párroco de El Pilar, explica que es importante salir del bloqueo. "Durante una semana no pude rezar, ni comer, ni dormir casi. Tenía un bloqueo mental y espiritual. Ahora empiezo a reaccionar. Y veo que es importante no dejarnos paralizar, no bloquearnos. Recemos. Cuidemos la esperanza. Basta de mensajes de desesperación. Y en las familias, en las casas, cuidemos el ambiente familiar, juguemos con los niños. Es importante que nos tratemos por teléfono, por las redes. Yo me siento muy acompañado con oración, mensajes, llamadas... Es un momento para valorar lo que tenemos y volver a Dios. Estoy viendo familias que vuelven a rezar el rosario unidas, gente que se conecta a misa, muchas personas que vuelven a apoyarse en Dios", constata,
Bronchalo da más ideas: "Hacemos comunión espiritual, misa por YouTube, actos de contricción por Internet... aunque sin absolución, claro. Veo testimonios preciosos, de gente con mucha fe pese a sufrimientos muy grandes. Hay una mujer que se llama Gloria, que su marido se está muriendo y tiene enferma a su hija, a su nieto... Es increíble las palabras de Dios que tiene cuando le visito. Me da una lección enorme".
Los sacerdotes en el hospital entre infectados
¿Y como viven en el hospital la presencia de los sacerdotes, con sus batas y sus mascarillas sobre los alzacuellos?
"Una enfermera en el hospital se me echó a llorar. No podía más. Están dando la vida. Y me decía: "no dejen de venir a traernos la fe". Eso también me ayudó", explica Bronchalo. "Hay que atender persona a persona donde hay enfermedad. Los médicos te escuchan las palabras de Dios. Les doy una oración y un detente: tenía doscientos y pico y se me están acabando, fíjate. Un chico en el hospital me paró porque se estaba muriendo su madre, yo le di la unción a ella. Él quería hablar, confesarse. Tenía 35 años y llevaba sin confesarse desde la primera comunión".
Jorge Revuelta expresa su deseo de apoyar a los que sufren "con palabras, sonrisas, gestos, sacramentos... Los ratos de oración son muy confortantes". Anima a los cristianos a orar "por los muertos, los enfermos, los sanitarios y también por los sacerdotes. Hagamos caso a las medidas tomadas aunque sea doloroso. Pongamos al Señor en el centro. Dios quiere que ahora le adoremos y cuidemos de esta manera".
Audio del testimonio del sacerdote Patxi Bronchalo