«He visto la imagen humana de Dios y mi alma ha sido salvada», dijo San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia y defensor de la iconografía oriental. Estas palabras sobrevolaron ayer el barrio de El Restón, en el pueblo de Valdemoro, al sur de Madrid. Un nuevo templo con una estética renovadora, fruto del Concilio Vaticano II, fue consagrado por el obispo de la diócesis de Getafe, Joaquín María López de Andújar, ante la presencia de más de 1.200 feligreses que quisieron participar de este gran acontecimiento. El proyecto es obra del iniciador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, que desde hace algunos años lleva adelante una nueva estética a través de la arquitectura y la pintura y que explicó en la recién estrenada parroquia de Nuestra Señora del Pilar el sentido. Argüello cuenta con un equipo itinerante de pintores y arquitectos para esta tarea de evangelización presente ya en numerosos países del mundo.
El templo posee una imponente corona mistérica con las principales escenas de la historia de la salvación que tienen como fin ayudar al hombre a elevarse hasta Dios y transformarse espiritualmente. Estas imágenes son de carácter teológico-sacramental, como en la iconografía bizantina, frente al matiz devocionista-sentimental de otras pinturas religiosas. Al proyecto aún le queda una segunda fase de construcción y ha sido financiado en su totalidad por más de 400 familias de la parroquia.
El Camino Neocatecumenal no es un movimiento ni una asociación de laicos, sino una iniciación cristiana de adultos, como así ha sido reconocida por la Santa Sede, cuyos estatutos aprobó hace ya algunos años.