Como es tradicional, muchos fieles madrileños han acudido este 27 de julio al Real Monasterio de la Encarnación en Madrid donde se conserva una reliquia con la sangre de San Pantaleón, santo médico cristiano de la antigüedad que murió mártir en el año 305. Se ofrece cada año en esta fiesta del santo la reliquia a la veneración de los fieles.
Se considera que la sangre permanece en estado sólido todo el año pero se vuelve líquida en la fiesta de su martirio. Y así ha sido un año más, según explica un comunicado de la diócesis de Madrid, que detalla que aunque han acudido muchos fieles, aún no son tantos como en los años anteriores a la pandemia.
La nota de la archidiócesis ha difundido algunos testimonios y motivaciones de los fieles. Así, una mujer llamada Flora explica que acude cada año puntual a la cita.
“La primera vez que vine me impresionó y, en cierta manera, ahí empezó mi conversión”, asegura. Desde entonces, cuando su fe no estaba asentada aún, aquello le animó a frecuentar la Iglesia.
A sus 87 años, María Pilar ha recorrido media ciudad en autobús para acudir al convento, donde ha rezado sobre todo por su salud. Ha recordado con emoción a su madre, “la mayor de 12 hermanos, se vino a servir a Madrid y se los fue trayendo a todos”. Toda la familia se reunía cada 27 de julio para rezar ante las reliquias del santo por ser patrón de su pueblo de origen, Madriguera, junto a Riaza (Segovia).
A Francisco Javier, oriundo de Manzanares, en la provincia de Ciudad Real, la oportunidad de visitar las reliquias de San Pantaleón le ha llegado a medio camino de viaje hacia Soria. Desde hace años, dado que coincide con su cumpleaños, tenía la intención de acercarse en persona hasta el convento de la Encarnación. Aprovecha también para visitar el museo de la Catedral de la Almudena y la capilla de San Isidro, en el año santo por el IV centenario de su canonización, dentro del mismo templo.
Otro testimonio es el de María, viuda desde hace 16 años, que ha rezado por su esposo difunto y por la paz. Recuerda que una de sus primeras salidas de casa tras el fallecimiento de su marido fue, precisamente, al convento de la Encarnación.
La historia de San Pantaleón
San Pantaleón nació a finales del siglo III, en Nicomedia (en la actual Turquía). Era hijo de madre cristiana, pero se dejó llevar por la vida del mundo pagano y rechazó la fe. Pantaleón llegó a ser un prestigioso médico.
Un cristiano de nombre Hermolaos lo animó a que conociera “la curación proveniente de lo más alto” y lo llevó a la Iglesia. De esta manera, poco a poco se entregó al servicio de Cristo atendiendo a sus pacientes en Nombre del Señor.
Durante la feroz persecución del emperador Diocleciano en Nicomedia, Pantaleón regaló todo lo que tenía a los necesitados y algunos médicos envidiosos lo delataron a las autoridades. Fue arrestado junto a Hermolaos y otros cristianos.
La tradición dice que el emperador estaba dispuesto a salvarlo en secreto si renunciaba a su religión, pero Pantaleón se negó y con la ayuda de Dios curó milagrosamente a un paralítico para demostrar la verdad de la fe. Habría sido decapitado con otros cristianos un 27 de julio del año 305 con 29 años.