La Virgen del Pilar es uno de los grandes símbolos católicos de España y con ella su gran basílica en Zaragoza, que este lunes por fin pudo celebrar misa con público tras pasar Aragón a la fase 1 del desconfinamiento. Y esta primera eucaristía estuvo llena de lágrimas y emoción.

El sacerdote y periodista José Antonio Calvo estuvo presente y pudo constatar lo que se vivió cuando la ‘Puerta Baja” del Pilar se abrió a las 8.30 horas tras 57 días cerradas, con culto pero sin asistencia de pueblo´.

La emoción tras la primera misa

El deán del Cabildo, Joaquín Aguilar y su administrador, Ignacio Ruiz abrieron las puertas con lágrimas en los ojos. “Yo cerré la basílica el sábado 14 de marzo, a las 20.30. Hoy la reabro”, afirmaba el segundo.

Tal y como recoge en Iglesia en Aragón, desde las 8.00 los fieles se organizaban ante el acceso a la Santa Capilla. Mascarillas, distancia de dos metros entre cada uno, calma y deseo, rosas en las manos eran los atributos que portaban. “Mi primera salida, a ver a la Virgen, se lo prometí”, comentaba una señora en la fila.

La fila aumentaba y también la de personas que querían confesar. Así, el capellán de la Virgen comentaba: “La mayor parte de los milagros que hace la Virgen son interiores, tienen que ver con la conversión y la paz, en el sacramento de la penitencia”.

Parados, médicos, familiares de difuntos... juntos en el Pilar

En la cola para entrar a la basílica había jóvenes, personas que están incluidas en un ERTE y también desempleados. También había médicos, enfermeras y auxiliares que en sus días libres querían dar las gracias a la Virgen.

No faltaban tampoco aquellos que venían a rezar por sus difuntos, muertos durante este tiempo. “En cuanto recuperemos la normalidad, haremos una gran misa funeral por todos los fallecidos en Zaragoza”, anunciaba el Arzobispo

En esta primera misa, celebrada por el deán Aguilar, participaron más de cien personas, pero sin superar el aforo. Poco a poco, más y más personas. Al final del día, fueron más de mil las que participaron en las misas; cientos quienes se confesaron; miles los que en un goteo contante se sentaron ante la Virgen.