La nueva congregación está compuesta por 22 religiosos, 17 sacerdotes (cuatro jubilados) y cinco seminaristas. Su carisma, según el Arzobispado de Valencia, es ser “fermento de santidad entre los niños y jóvenes a quienes el Señor los envía”.
A finales de 2010, la Santa Sede zanjaba una problemática entre la Provincia Escolapia de Valencia y este grupo de religiosos (la mayoría vinculados al Camino Neocatecumenal), que querían vivir “de forma distinta el estilo de vida y carisma escolapio”. La Santa Sede les instaba a comunicar al Padre General su decisión de salir de la orden y constituir un nuevo ente “con una identidad clara y distinta”.
Aunque en su página web se insiste en que la fundación “no pertenece a ningún movimiento concreto ni es iniciativa de ninguna realidad eclesiástica definida”, los miembros de la entidad sí reconocen que se ha creado para respaldar a la nueva congregación, que también sería la encargada de gestionar los colegios que tuviera encomendados.
Gestionar un colegio ha sido una de las principales aspiraciones de este grupo de religiosos. Antes de dejar la orden, habían pedido al General que les encomendara dos centros de las Escuelas Pías para desarrollar lo que consideraban el “auténtico carisma escolapio”.
La fundación, creada al amparo de esta nueva realidad eclesial, también pretende conseguir un colegio concertado en el futuro concurso público que ha anunciado la Comunidad Valenciana. Las intenciones de la Administración es ceder suelo público y garantizar el concierto educativo a entidades dispuestas a construir un colegio.
Rel pone a disposicón de sus lectores el comunicado de la nueva congregación.
Comunicación general de la Congregación de Clérigos Regulares de derecho diocesano COOPERATORES VERITATIS DE LA MADRE DE DIOS
Queridos hermanos y amigos en el Señor:
Queridos hermanos y amigos en el Señor:
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a Él (Sal 33,9)
dichoso el que se acoge a Él (Sal 33,9)
Tras dos años de camino, en que hemos preferido mantenernos en silencio tanto en los foros públicos como privadamente, para “dejar obrar a Dios” y a nuestra Madre la Iglesia, creemos que ha llegado el momento de compartir con vosotros, si bien breve y pobremente, lo esencial de la obra que el Señor está comenzando a realizar en nosotros.
Sois muchos los que siempre, y también en este tiempo, nos habéis acompañado con vuestra oración, servicio y cercanía. ¡Cuántas muestras de amor y comunión, tan inmerecidas por nuestra parte, que nos han alentado y llenado de consuelo y ánimo! Llegado el momento en que la Iglesia ha hablado para dar una palabra sobre lo que consideramos un misterio de la Providencia y del Amor de Dios en que nos estamos inmersos, nos sentimos obligados a no guardarnos para nosotros la gracia recibida. Es momento de entonar un particular magníficat y cantar la grandeza del Señor que se ha fijado en nuestra pequeñez y pobreza y está haciendo cosas grandes en nosotros.
De nuestro corazón brota un gran agradecimiento al Señor, a la Santa Madre Iglesia y en particular a la Orden de las Escuelas Pías. Sobre ella el Señor ha ido derramando diversos y excelentes dones en esta primavera eclesial que ha supuesto la renovación del Concilio Vaticano II. Entre las expresiones de esta renovación que también ha alcanzado a la Provincia de Valencia, desde hace 40 años se ha ido configurando en muchos religiosos un estilo de vida y misión que, en un determinado momento, la Santa Sede ha discernido, reconociendo en ellos los rasgos y voluntad de “una forma renovada de vida y carisma escolapio”, rica en “frutos pastorales verificados estos años… por las nuevas vocaciones… y por la vivencia profunda de fe de los alumnos en Piedad y Letras”. A partir de dicho discernimiento “ha procedido a tomar una decisión buscando el bien de los religiosos y de su propia vocación: ofrecer una oportunidad eclesial para que estos consagrados configuren su vida según la vivencia profunda de fe y el espíritu de Piedad y Letras que han marcado su existencia y su acción pastoral”, invitándoles a “discernir esta llamada específica de Dios” y a que “constituyan un nuevo ente eclesial diferente de la Orden de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios, con una identidad clara y distinta”. Ha augurado, además “para esta nueva realidad eclesial muchos frutos por los que será reconocida” como obra de Dios.
Sorprendidos y conmovidos ante lo que reconocemos como una “llamada dentro de la llamada”, acogemos gozosamente este Misterio de Dios en actitud de profunda adoración y deseo de santa y audaz fidelidad. Nos sabemos hijos de Calasanz y de la Orden que él fundó, y vivimos con la certeza de que “el Amor de Cristo nos ha congregado en la unidad” para adorar juntos al Padre en Espíritu y verdad y enviarnos en comunión a evangelizar educando a sus pequeños. Por ello confiamos en la palabra que nos da la Iglesia: “Dios, que es Padre y guía nuestros pasos, nos irá conduciendo por senderos insospechados, construyendo con nosotros la historia de salvación y una alianza santa para el bien de su Iglesia”. Movidos por el Espíritu Santo, queremos abrazar esta novedad “con el mismo espíritu que vivió san José de Calasanz, con plena confianza en Dios y en la Providencia, imitándole en sus inicios”.
Por lo tanto, lo que está ocurriendo con nosotros no es que “nos salimos” de la Orden para “defender nuestros proyectos” o porque “nos creemos mejores que los demás escolapios”. No hemos acudido a discernimientos institucionales ajenos a nuestra entidad de consagrados. Ni “nos fugamos” a otra realidad eclesial, ni “nos echan” los escolapios”. No es cierto que se nos haya forzado a elegir entre la Escuela Pía u otra experiencia del Pueblo de Dios. Más bien, lo que la Madre Iglesia ha reconocido es que del tronco secularmente fecundo de san José de Calasanz, ha brotado un retoño que “hunde sus raíces en la figura, espiritualidad y misión de san José de Calasanz. De él toma ejemplo y proyecta, con una visión y sensibilidad nuevas, la Piedad y las Letras, que hace suya desde una sensibilidad eclesial de comunión, continuando bajo su inspiración la misión de la educación católica a los niños y jóvenes que san José de Calasanz comenzó en la Iglesia.”
Somos sacerdotes con una regla de vida, miembros del presbiterio diocesano, que congregados en comunidad según los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, somos consagrados con voto al ministerio eclesial de “evangelizar educando”, en una acción pedagógica que tiene su origen, su camino y su plenitud en la Palabra de Dios y los Sacramentos de la Iglesia.
El arzobispo de Valencia, D. Carlos Osoro Sierra, hacia quien se dirige también nuestro más profundo agradecimiento, acogiendo esta indicación de la Santa Sede y a los religiosos llamados a formar parte de la nueva institución, ha querido erigir esta nueva Congregación clerical de vida consagrada de derecho diocesano. Hoy jueves 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen María, a las 19:30 h, en la S.I. Catedral de Valencia se celebra la Eucaristía en la que se firmará el decreto de erección y los religiosos renovarán sus votos según las Constituciones de la nueva Congregación.
Con temor y temblor iniciamos la nueva andadura, sabiendo que no estamos solos, que nos acompañan los santos, que nos acompañáis vosotros, que la Madre Iglesia nos acoge en su seno, y que el Señor nos tiene preparada una mies fertilísima pues, a pesar de todos los esfuerzos misioneros de la Iglesia, todavía hay tantos niños y jóvenes que piden el pan de la Piedad y las Letras “y no hay quien se lo dé” (cf. Lam 4,4). A los más alejados y abandonados quisiéramos que nos llevara el Espíritu.
Nos encomendamos de corazón a vuestras oraciones al tiempo que esperamos encontrarnos con todos vosotros en la celebración eucarística en que el Señor Arzobispo erigirá esta nueva Congregación así como en la Eucaristía de acción de gracias que D. Enrique Benavent, obispo auxiliar de Valencia, presidirá al día siguiente, 9 de septiembre, en la Iglesia del Temple, también a las 19:30 h.
Rezad por nosotros.
Cooperatores Veritatis
de la Madre de Dios