Javier Marías Franco, el famoso novelista hijo del reconocido filósofo católico Julián Marías ha arremetido furiosamente contra la Iglesia, los católicos y sus pastores y la JMJ en un artículo publicado hoy en El País en el que califica al Papa de “Sumo Hechicero de una tribu”, llama al cardenal arzobispo de Madrid “rouco faz” y se refiere a la JMJ como un evento que supuso “pérdidas de salud mental”.
Bajo el título "Excomuniones de quita y pon", el autor de "Corazón tan blanco" describe la dramática situación española de los millones de parados y de la crisis económica que han impedido en agosto a muchísimos ciudadanos gozar de las vacaciones como antaño y reprocha que tanto al Gobierno como al Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid "no se les ha ocurrido otra cosa que paralizar, bloquear y dividir la capital del Estado durante ocho días seguidos -ocho- para entregársela sin restricciones al Papa y a la Iglesia Católica".
Según el también editor esta "entrega sin restricciones" ha sido en "detrimento de los pobres madrileños, que, una de dos: o se convertían rápidamente y se sumaban a las hordas de ´peregrinos´, o se veían encarcelados en sus domicilios y asediados desde el exterior".
"Durante ocho días -ocho- es como si hubiéramos padecido dos Muros de Berlín que nos confinaban a una pequeña porción de nuestra ciudad, casi a un barrio... las líneas de autobús, imbécilmente suprimidas o desviadas cuando más se las necesitaba...", afirma.
Marías, miembro de la Real Academia, asegura más adelante que "el espectáculo ha sido dantesco y de un primitivismo descorazonador: las jóvenes huestes uniformadas (unas parecían de Falange, otras boy-scouts) deambulando sin sentido, en riadas, gritando y cantando antiguallas sin cesar (muy cívicas no han sido, sin ningún respeto por el trabajo o el descanso de los habitantes), esperando a vislumbrar a Ratzinger para luego exclamar cosas propias de tarados mentales... tratando de parecer alegres y resultando irremediablemente tristes".
Asimismo se pregunta "¿Qué tiene la Iglesia Católica para conseguir la sordidez incluso allí donde la media de edad es de veintidós años y el motivo -se supone- uno de júbilo para ella? No sé...", responde.
Marías se queja con acritud de que en agosto todo fue ocupado por procesiones y que "hemos vuelto a ver desfilar a sus deprimentes y falleras efigies (que para muchos no son más que tótems)" y de que "nos han breado a misas y alocuciones, nos han llenado el Retiro de confesonarios grotescos -como si no hubiera bastantes templos vacíos-, las calles de feligreses chillones".
Critica también Javier Marías que TVE haya estado "monopolizada" y haya retransmitido "cada pasito del Sumo Hechicero de una tribu, como si no hubiera más en el mundo y sólo católicos practicantes en el país".
También califica a Alberto Ruiz Gallardón y Esperanza Aguirre de "beatos" y califica de "truculenta" la despedida la de Zapatero: "calzándole los escarpines rojos a ese Papa fashion-victim, convirtiendo la capital del país que gobierna en el escenario más reminiscente de la vida bajo el franquismo que yo haya contemplado desde que Franco murió".
"En Madrid, durante ocho días, nadie pudo trabajar, ni desplazarse, ni comprar, ni descansar, ni pasear, ni respirar. Claro que ha habido pérdidas, y no sólo económicas: de salud democrática y de salud mental. Parecía 1961, no 2011.
Marías también hace alusión a "Rouco, con su rouca faz; Martínez Camino, con su retorcido colmillo; Braulio Rodríguez, con su peculiar idea de lo que son ´paletos´", acusándolos de "parásitos" y acusando al Papa y a la Iglesia de creerse dioses que por dos mil años deciden sobre lo bueno y lo malo de las cosas "con la agravante de imponérselo a los demás".
Finalmente, Marías tacha a la Iglesia de "cinismo", "frivolidad" y "mercantilismo" por la supuesta "superoferta" de perdón de pecados "tan horribles que acarrean la excomunión".
"En este mundo no hay posible perdón para ellos ... salvo si se confiesan ustedes en Madrid en estos días de agosto, que el Papa necesita masas y hay que atraerlas como sea. Entonces sí les levantaremos la excomunión", concluye.
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