El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha pedido la disolución de ETA y ha recordado que "la verdadera paz no puede nacer de los meros cálculos políticos, sino de un auténtico arrepentimiento", al tiempo que ha apostado por "un camino de reconciliación, que permita sanar tantas heridas abiertas".
Munilla ha ofrecido una homilía en la Basílica de San Ignacio de Loiola, en Azpeitia (Guipúzcoa), con motivo de la celebración en esta localidad de las fiestas de San Ignacio, patrón de Guipúzcoa, ceremonia que ha contado con la presencia de la lehendakari en funciones, Isabel Celaá, entre otras autoridades.
El prelado ha señalado que la Iglesia ha acogido, "con alegría y esperanza", que algunos presos de ETA hayan manifestado "la necesidad y la importancia de realizar una lectura crítica de la acción violenta de ETA".
En este contexto, ha recordado que "el arrepentimiento desinteresado es el primer paso hacia la reconciliación con las víctimas, hacia la pacificación, y hacia la normalización".
Munilla ha invitado a los católicos que "practicaron cualquier tipo de violencia, o que la apoyaron, o que simplemente albergan odio en sus corazones, a que se abran al perdón de Dios, que se les ofrece siempre en el sacramento de la confesión".
"Les animo, además, a tomar un compromiso activo por la reconciliación y por la paz", ha añadido.
El obispo de san Sebastián también se ha referido a "la espiritualidad de San Ignacio", que ha calificado como "el mejor antídoto contra la fractura que Lutero introduce entre Cristo y su Iglesia, o contra la famosa expresión del racionalismo modernista, Cristo sí, Iglesia no".
"La experiencia nos demuestra que los errores cristológicos derivan siempre en errores eclesiológicos, de forma que cuando se debilita la confesión de la divinidad de Jesucristo y se habla de Él como de un mero hombre, irremediablemente, la Iglesia pasa a ser percibida como una mera institución humana", ha reflexionado.
Tras referirse a San Ignacio como "ejemplo de una fe viva e incólume en el Cristo total", el obispo de San Sebastián se ha referido a la situación de hambruna que está padeciendo el llamado Cuerno de África, por la cual "la vida de cientos de miles de personas pende en estos momentos de un hilo".
Un "drama y escándalo sin paliativos" que "pone en cuestión la conciencia ética de la humanidad". Además, ha recordado que la Diócesis de Meki en Etiopía, hacia la que hemos dirigido el "gesto cuaresmal" de este año, es una de las afectadas por esta realidad.
Munilla ha anunciado que el próximo mes de octubre acudirá a la Diócesis de Etiopía, en el marco del proyecto de colaboración al que se comprometió la Diócesis de San Sebastián. Además, ha reclamado "solidaridad y caridad", a "conformarnos menos para que otros puedan, ni más ni menos, que sobrevivir" y a tener "unas vacaciones austeras", colaborando con los afectados por la citada hambruna.
A la misa asistieron la consejera de Educación del Gobierno vasco, Isabel Celáa, y el alcalde de Azpeitia, Eneko Etxeberria, de Bildu. Los representantes de la Diputación de Guipúzcoa, que estuvieron presentes en el acto de recepción de las autoridades, Martín Garitano, como diputado general, y la presidenta de Juntas Generales, Lohitzune Txarola, no entraron en la iglesia.
Fuera de ella, había una concentración de personas pertenecientes a Etxerat, la asociación de familiares de presos de ETA, que portaban pancartas a favor del acercamiento de presos y que proferían gritos para que los reclusos sean trasladados al País Vasco.