En este siglo XXI, el antipapismo callejero solo tiene éxito en las páginas de literatura fantasiosa, como el periódico El País. En la vida real suele pinchar, como demuestran las cifras del último año.
El caso más reciente es la muy descristianizada ciudad de Barcelona, que recibió a Benedicto XVI en noviembre. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), hay en Cataluña unos 600.000 mayores de 15 años que se declaran ateos. Sin embargo, a pesar de la alianza de 74 entidades laicistas radicales, homosexualistas o directamente cristianófobas, apenas consiguieron reunir 2.500 manifestantes en la Plaza Sant Jaume de Barcelona.
Fue el gran pinchazo de la plataforma "Jo no t´espero", a pesar de contar con la participación de líderes de los partidos entonces en el gobierno: el coordinador general de EUiA, Jordi Miralles y el diputado de ERC Joan Tardà. Tampoco el humorista cristianófobo Leo Bassi consiguió atraer a los desmovilizadísimos ateos catalanes.
En Galicia, que también recibió a Benedicto XVI, la manifestación anti-Papa no solo hizo el ridículo por pequeña, sino por violenta. La franquicia gallega de los manifestantes antipapistas, "Eu non te espero", apenas juntó 200 personas en la Alameda de Santiago de Compostela, según la Policía Nacional. Su manifiesto echaba la culpa de todas las desgracias del mundo a la Iglesia, exceptuando, quizá el mal clima. En concreto, la Iglesia Católica era "cómplice de poderosas oligarquías y poderes económicos, financieros y políticos responsables del hambre, de la guerra, de la miseria y de la dependencia de los pueblos". Además, al intentar salir de la zona para la que tenían permiso, cruzando Porta Fazeira, 50 de ellos (uno de cada cuatro) se enzarzaron violentamente con la Policía.
Entre los lemas coreados en Galicia estuvo el clásico "vamos a quemar la Conferencia Episcopal por machista y patriarcal". La quema de iglesias puede no ser mera retórica para algunos extremistas: como demuestran al menos 4 casos de incendios anticlericales en dos años. En julio de 2009, seis artefactos incendiarios fueron encontrados por la Policía en la parroquia de Santa Genoveva Torres, en Majadahonda, Madrid. El 15 de diciembre de 2010 quemaron la capilla del Centro de Peregrinos de Pozuelo de Alarcón (Madrid). El 24 de diciembre, quemaron la puerta de madera de la iglesia de Santa Catalina Mártir, en Majadahonda. El 22 de marzo de 2011 unas feministas cristianófobas intentaron quemar las puertas de la Parroquia de Sarrià, en Barcelona. El 24 de marzo de 2011 un portavoz del colectivo "Ateos en Lucha" declaraba en la antisistema Radio Ela que la quema de iglesias era un "referente imprescindible" al tiempo que convocaba a una procesión atea para Jueves Santo.
Los ateos groseros madrileños tienen además el reto de superar la manifestación del 19 de septiembre de 2010 en Londres. A pesar de un mes de bombardeo mediático antipapal en la prensa británica y de la convocatoria dirigida por famosos autores de best-sellers del "nuevo ateísmo" como Christopher Dawkins, apenas acudieron unas 3.000 personas, según la Policía. Hay que tener en cuenta que la muy descristianizada región de Londres tiene 20 millones de habitantes, 7 millones en la ciudad.
En cualquier caso, incluso si lograsen juntaren Madrid 3.000 activistas del anticlericalismo radical... ¿qué significa eso frente al millón o millón y medio de jóvenes alegres que llenarán la capital española esos días para, entre otras cosas, "rezar por los que os persigan", como enseña el Evangelio?