Ya lo había escrito San Pablo: "Necedad" para los griegos, "escándalo" para los judíos. Pero lo que no pudo imaginar (¿o quizás sí?) el apóstol de gentes es que dos milenios más tarde, en España, fuese la Cruz (en un espacio público) considerada "esperpento" y "espectáculo insólito", símbolo que "solivianta" a los políticos de izquierda, uno de los "males de la política".
Al menos así es como ha calificado el diario El País la sesión de constitución de Las Cortes Valencianas tras las elecciones del 22 de mayo en la que su nuevo presidente, Juan Cotino solicitó que se pusiera un crucifijo en la mesa de presidencia para la toma de posesión.
Para el diario, "la constitución del Parlamento valenciano derivó ayer en un esperpento", en un "espectáculo insólito, lleno de conflictos, donde confluyeron algunos de los males de la política que han desencadenado un fuerte malestar ciudadano".
Cotino, haciendo uso del derecho contemplado en la Constitución y el Estatut valenciano de juramentar o expresarse en base a sus propias ideas pidió a los servicios de la Cámara un crucifijo para su juramento. Al no tener las Cortes Valencianas uno, se colocó en la Mesa del Parlamento uno procedente de su propio despacho. Como señala el mismo diario "el protocolo oficial ni prevé ni prohíbe su uso".
Así, el portavoz socialista Jorge Alarte reconoció ante el hecho que “la Constitución y el Estatut ‘garantizan’ la capacidad de ‘jurar o prometer o expresarse en base a sus ideas”.
Según el mismo diario, la presencia del crucifijo en la juramentación "ha soliviantado a la oposición de izquierdas".
"Desde Compromís y Esquerra Unida han lamentado que la sesión de constitución del Parlamento regional haya estado presidido por un símbolo religioso cuando España es ´un Estado aconfesional´, tal y como ha remarcado el diputado Enric Morera, por lo que, en su opinión, ´no deben de estar en las instituciones´. La también diputada Marga Sanz ha pedido que no se vuelva a repetir el hecho ´por respeto a los valencianos, a nuestra Constitución y nuestro estatuto´".
Uno de los artículos de El País critica que con su elección Juan Cotino "ha conseguido para el sector cristiano del PP su máxima representación institucional dentro de la Generalitat valenciana" y señala que "a él se deben el impulso de las políticas antiabortistas del Consell de Camps, entre las que destaca la Ley de Protección de la Maternidad, dirigida a torpedear la reforma de la Ley del Aborto aprobada por el Gobierno de la nación".
"A esto hay que añadir el refuerzo a la presencia de las órdenes religiosas en ámbitos como la educación, la sanidad, la vivienda o la atención a ancianos y discapacitados (sector en el que su propia familia tiene intereses) y la preparación de cuadros cristianos en el seno de la Generalitat", prosigue.
Finalmente critica que Cotino use también las nuevas tecnologías "para su labor proselititsta".
"Desde su página web, el presidente de las Cortes valencianas extiende sus creencias, utiliza su cuenta de Twitter para rogar a sus seguidores que pidan ´a Santo Tomás Moro Patrono de los Políticos´ (sic) por él, o sube a su canal de YouTube vídeos en los que arremete contra el Gobierno mientras predica los valores del humanismo cristiano".