El padre dominico Chus Villarroel es uno de los predicadores más populares en la Renovación Carismática. Siempre llena sus prédicas de ejemplos y vivencias personales, y en los últimos años muchas de estas vivencias han estado relacionadas con sus enfermedades y el reconocimiento de la vulnerabilidad. Así ha escrito, por ejemplo, Reflexiones desde el cáncer , unas meditaciones desde la enfermedad y el hospital, pero que elevan el alma a Dios, y sin que falte su peculiar humor.
Ahora, con la expansión del coronavirus, Chus Villarroel cuenta su experiencia: "Esta tarde fui a correos a enviar unos paquetes y la chica del mostrador me dijo sin conocerme: “¿Qué hace usted por aquí? ¿No se da cuenta de que pertenece a un grupo de riesgo en el que se está cebando el virus?" Me echaron de correos y cualquier día me ponen un cordón sanitario".
El dominico añade: "He leído que el paradigma de los difuntos de este virus es un hombre de 85 años con patologías previas, o sea, yo. Solo le faltó decir a ese hombre que nos habla por televisión con carraspera, mi nombre. ¿Dónde huiré? ¿Dónde me esconderé?"
Pero como Villarroel es dominico y predicador, y en Cuaresma toca predicar temas de Cuaresma, la situación le lleva a profundizar en aquello de "eres polvo y en polvo te convertirás". Ya no es pura palabrería, dice.
Meditación del Coronavirus
por Chus Villarroel, OP
Este año la Cuaresma ha encontrado un aliado inesperado que la hace más real que en otras ocasiones. La comenzamos diciendo aquello de: “Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás”. Esto, para la mayoría ha sido pura palabrería a la que no se le ha prestado ni un minuto de atención. Empezando por mí, ya que nunca profundicé en la frase más allá de un fugaz ribete metafísico. No era algo real. En mis 84 cuaresmas no lo ha sido.
Este año, sin embargo, es algo más real. Esta tarde fui a correos a enviar unos paquetes y la chica del mostrador me dijo sin conocerme: “¿Qué hace usted por aquí? ¿No se da cuenta de que pertenece a un grupo de riesgo en el que se está cebando el virus? Estos paquetes u otros iguales ya los mandará usted más tarde”.
De repente, me sentí fuera del mundo: yo tengo claro que soy un paciente de riesgo y que me puedo infectar o trasmitir a otros el virus que no tengo, o eso creo yo. Lo mío es estar en casa. Aquella muchacha me excluía de la sociedad. No fue cruel porque, al final, más suavemente me dijo: “Perdone que le hable así es que, al verle a usted, me ha recordado a mi padre. He reñido a mi padre que es bastante testarudo, no a usted. De todas formas, me dijo sonriendo, también vale para usted lo que he dicho”.
He sido toda mi vida profesor de Historia de la Filosofía actual. Me he dedicado a enseñar a los llamados maestros de la sospecha entre ellos Nietzsche. Este tal es el creador del superhombre. “Dios ha muerto”, es su frase más viral y mediática. “El hombre, de aquí en adelante, sigue profetizando Nietzsche, mediante la razón, la ciencia y el progreso tiene en sus manos la llave del futuro. ¿Qué vimos al levantar el telón? Nada, Dios no existe, Dios ha muerto. Todo era mentira. La última corneja gritó en medio de las ruinas: Viva el superhombre”.
Siglo y medio más tarde a mí me echan de correos porque todos los superhombres estamos asustados por un bichito que no es un ser en sí sino sólo un parásito. Claro que tiene un aquél muy malo. Los coronavirus no son ni siquiera células, son agentes infecciosos que necesitan un organismo vivo para multiplicarse. Pero son capaces de infectar a todo organismo vivo: animales, plantas, hongos, bacterias, protozoos, ¡hasta se han encontrado parasitando a otros virus!
Ahora entiendo por qué me echan de correos. El coronavirus me persigue como un loco para parasitarme.
Lo cierto es que esta es una cuaresma distinta. Yo soy un creyente, con lo que todo lo que dijo Nietzsche me trae al pairo. Tengo muy claro que la historia la lleva El de Arriba. Es más, lo tengo bien experimentado en mi vida.
No obstante, tengo que agradecerle al bichito de marras que nos haga un poco más real el bla bla bla cuaresmal de otros años. No tengo miedo aunque percibo cierto tembleque y prevención. Esta mañana hice la prueba: me arrodillé como pude y oré desde dentro: “Señor, soy polvo y en polvo me convertiré”.
¿Sabes? Lo sentí más real que otras veces.
He leído que el paradigma de los difuntos de este virus es un hombre de 85 años con patologías previas, o sea, yo. Solo le falto decir a ese hombre que nos habla por televisión con carraspera, mi nombre. ¿Dónde huiré? ¿Dónde me esconderé? En este mundo ya no hallo amparo. Me echaron de correos y cualquier día me ponen un cordón sanitario. “Señor, gracias por esta cuaresma tan original. Sólo en ti tengo mi esperanza. Gracias por la resurrección de tu hijo Jesucristo.
Chus Villarroel OP
Chus Villarroel ha publicado numerosas predicaciones aquí en YouTube