La Sagrada Familia de Barcelona se ha quedado pequeña en su primera celebración del Domingo de Ramos como Basílica, y en la que ha debutado acogiendo la eucaristía de este día en el interior de la construcción.
El cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, ha sido el oficiante ante miles de personas en el interior del templo, más los feligreses que han seguido la misa desde el exterior.
Ante ellos, Sistach ha invitado a todos los católicos de la diócesis para que se unan a las parroquias y otras comunidades cristianas "en estos días tan significativos para los cristianos", y en los que participan los practicantes ocasionales.
En un día en el que los más pequeños de la familia son los protagonistas con la bendición de palmas y palmones, también ha hecho un llamamiento a la participación de los jóvenes, especialmente en un año en que Madrid acoge la Jornada Mundial de la Juventud presidida por el Papa Benedicto XVI entre el 16 y el 21 de agosto.
Sistach ha recordado que en los días previos, jóvenes de todo el mundo visitarán distintos puntos de España, y que Barcelona acogerá a unos 15.000, sobre todo de las diócesis de París, Marsella, Colonia y Milán.