A pesar de que Madrid no ha pasado todavía de fase en el plan de desconfinamiento y los templos siguen sin culto público, en la celebración en honor a san Isidro Labrador de este viernes, 15 de mayo, en la colegiata de alguna forma han estado presentes todos los madrileños y se ha escuchado un «sonoro recuerdo»: «Dios está también con nosotros en este momento de la historia» y «llama», en palabras del cardenal Carlos Osoro.
Ahora que «la humanidad entera está amenazada por la pandemia del coronavirus, que ha afectado profundamente a nuestra ciudad y a la Comunidad de Madrid», según ha subrayado el arzobispo de Madrid en su homilía, «recordamos a un hombre santo, san Isidro, que percibió y manifestó la presencia del Señor en su vida y abrió su corazón y toda su existencia a Dios».
El purpurado ha asegurado que «la pandemia nos ha llamado y nos está llamando a todos al encuentro, al encuentro entre nosotros, al encuentro con la familia, al encuentro con otros, al encuentro con Dios», y ha explicado que «san Isidro Labrador vivió con todas las consecuencias la projimidad», que implica «amar a Dios y al prójimo». «San Isidro expresó con su vida ser un miembro de la Iglesia solidario, no dio rodeos y estuvo, con lo que tenía, al lado de los más pobres. Curó a los que necesitaban y recibió a todos los que lo buscaban o salía él a su encuentro», ha aseverado en el lugar donde reposa su cuerpo incorrupto.
«La familia debe ser protegida»
El patrón de Madrid y de los agricultores, ha proseguido el cardenal Osoro, también «vivió de un modo singular la experiencia de Iglesia doméstica, la familia». En lo cotidiano de su familia con santa María de la Cabeza y su hijo, aun «con cansancios y pesadillas», se puede «ver la radicalidad de la generosidad, del compromiso, del amor e incluso del heroísmo».
Como se ha vuelto a percibir en este tiempo de coronavirus, el bien de la familia es «decisivo para el futuro del mundo y de la sociedad» y, de acuerdo con el cardenal Osoro, «debe ser protegida en todos los terrenos: jurídico, económico y fiscal y social». «Contemplemos a la familia de san Isidro Labrador y a tantas familias que, en este tiempo de pandemia, han vivido con más fuerza la comunión y el amor; han descubierto nuevos gestos y lenguajes, formas de comprensión y de identidad, se han acogido mutuamente y han creado capacidad para acoger a los demás», ha abundado en la celebración organizada por la Real Congregación de San Isidro de Naturales de Madrid.
En esta línea, ha recordado que «entre nosotros hay gente que no tiene sitio, está descartada» y ha abogado por construir «un sitio para todos». «Apostemos por una ciudad, una comunidad, para todos, construida con la fe, con las piedras vivas de la fe sencilla de cada uno de nosotros, construida con la mirada limpia, sin egoísmos, con la mirada de esperanza puesta en el Señor», ha concluido, acompañado por todos sus obispos auxiliares, el párroco, Ángel Luis Miralles, y el vicario de la III, Alfonso Lozano.
Autoridades en la ermita del Santo
Acto seguido, el cardenal Osoro se ha desplazado a la ermita del Santo para celebrar otra Eucaristía, en la que se ha expresado en términos parecidos y ha estado acompañado por el vicario de la VI, Jorge Ávila. Como se ha desarrollado a puerta cerrada también, en representación de todos los madrileños y respetando las distancias de seguridad, han estado la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso; el alcalde, José Luis Martínez-Almeida; la vicealcaldesa, Begoña Villacís; los portavoces locales del PSOE, Pepu Hernández, y Más Madrid, Marta Higueras, y el concejal presidente del Distrito de Carabanchel, Álvaro González.
En la celebración se ha producido la tradicional bendición del agua de la fuente del Santo, que este año no se está repartiendo entre fieles. Según cuenta la tradición, el manantial fue creado por san Isidro para su amo, Iván de Vargas. Ya en el siglo XII, los campesinos madrileños iban a beber el agua que brotaba de la fuente al ser considerada milagrosa.
Publicado en la web de la Archidiócesis de Madrid