"Alabar no es estar cantando todo el día, la verdadera alabanza se hace con la vida", puede ser la frase que mejor defina al siguiente protagonista. Javier Portela tiene 32 años y creció en una familia católica, vinculada al movimiento Comunión y Liberación. Con su pandilla de amigos de Villanueva de la Cañanda (Madrid) viviría los mejores años de la infancia, luego llegaría una adolescencia complicada... y después algo que lo cambiaría todo.
De ambiente cristiano, pero alejado de la Iglesia, Javier buscaba sin parar un sentido para su vida. Lo que nunca sospechó es que la mejor ayuda la tendría en la mesa de al lado, en su compañera de pupitre, María, a la que conocía desde "antes casi de nacer". Un día, en misa, una efusión muy fuerte del Espíritu Santo le haría subirse al escenario a tocar con unos músicos desconocidos y desde entonces no se ha bajado.
Javier Portela acaba de participar en la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa 2023, acumula miles de seguidores en Instagram y YouTube y atiende a Religión en Libertad para "dar buena cuenta de todo lo que hace Dios cada día en su vida".
-¿Quién es Javier Portela? ¿cómo fue su infancia? ¿dónde nace?
-Crecí en una familia bastante católica vinculada a Comunión y Liberación. Tuve una infancia bastante idílica. Pasaba los veranos en Villanueva de la Cañada (Madrid), éramos todos chavales de la misma edad, como si fuera una familia grande.
»Era un contexto muy sano, hasta que llegó la adolescencia. Con mis heridas y mis miedos lo empecé a enfocar desde la violencia. Me ponía una coraza de soberbia y eso trajo mucho sufrimiento, sobre todo a mi madre. La vi llorar muchas veces, y me alejé de la Iglesia. Me junté con gente no muy buena, que acabó luego bastante mal. Suspendía todo en el colegio, repetí, fui expulsado, etc.
-¿Cuándo aparece esa vocación por la música de alabanza?
-Nace hace solo dos años. En todo ese contexto de rebeldía llegó una persona que me hizo unas pruebas auditivas y me dijo que tenía cualidades para la música. Aquello hizo un click dentro de mí: en ese momento yo no escuché que "era bueno", sino que "valía para algo", con toda la profundidad que eso conlleva.
»Ahí empecé a darle más espacio a la música, a formarme. En esa época empecé un camino de conversión y de intimidad con el Señor. Partí de hablar un poquito con Él a no poder dejarlo. Hace tres años recibí una efusión brutal, que estaba fuera de mis cálculos, en la que se introdujo una frescura y una novedad tan desproporcionada, que no la podía contener. Fue muy bonito.
-¿Puedes contarnos cómo fue ese momento?
-Fue un día en misa, estaba escuchando al coro y empezó a vibrarme el corazón. Le dije a mi mujer que se me estaba poniendo el deseo de cantar con aquella gente, pero no los conocía de nada y no eran canciones de mi estilo. Mi mujer me dijo que verificara ese deseo. Aquello fue una respuesta que tampoco me esperaba.
»Empecé a sentirme más útil que nunca. Había tocado en muchos sitios enormes, pero nunca me había sentido más útil como sirviendo al Señor, aunque, recalco, cuando Él me lo pidió. Muchas veces la gente me decía que tenía un don y que tenía que tocar, pero eso me generaba un gran rechazo. Ahora canto y toco la guitarra acústica.
-¿Y tu mujer?, ¿cómo la conociste?
-Estamos casados desde hace cinco años, aunque la conozco casi desde antes de nacer. Mis padres se conocían desde siempre, incluso nuestras madres estudiaron juntas. Cómo de increíble hace Dios las cosas que volví a repetir curso y caí en clase de María, en el pupitre de al lado. Hace ya 15 años, se puede decir que allí empezó todo.
-¿Ahora te dedicas a la música de alabanza a tiempo completo?
-Sí, me dedico a la música cristiana, a la evangelización... y voy sirviendo allí donde el Señor me lo pide: a través de personas, sacerdotes, parroquias, adoraciones, oraciones, misas… Hace poco estuve en Tierra Santa y después en un congreso en Alicante.
»Y en paralelo a todo esto, produzco y compongo música de alabanza. Algunos amigos me decían que por fin alguien iba a cambiar la música católica, pero yo les respondía que no estaba aquí para cambiar nada. Yo solo busco aportar, porque toda la música católica es preciosa. Cuando escuchas "pescadores de hombres", en una iglesia llena de abuelitas, es algo maravilloso.
-¿Cantas con un grupo?, ¿cuáles son tus últimos trabajos?
-No formo parte de un grupo, pero muchas veces es verdad que tocamos los mismos en varios sitios. Hace un año saqué un disco; hace unos siete meses, un single; hace un par de semanas otro más... y en septiembre sacaré un disco de oración y alabanza.
-¿Cómo es la relación con el resto de músicos?, meramente profesional... ¿o hay algo más?
-Nosotros vamos a muchísimos sitios juntos y la gente dice que tenemos algo que no han visto en otros músicos. Siempre digo que nuestro ministerio de música nace de la comunidad. Cuando toco con ellos, ellos son mis amigos de comunidad. Todas las semanas nos vemos, rezamos, cenamos…
»Cuando estoy alabando en una adoración, por ejemplo, sé desde qué herida está dando gracias la persona que tengo al lado. Esto genera una potencia en la oración que no se puede explicar, porque se está dando la comunión.
-¿Qué te dice la gente cuando escucha tus canciones?
-Tengo una canción que se llama La salvación, -que es controvertida, o la amas o la odias-, y una persona me escribió diciéndome que le había llegado en un momento muy complicado y que había recibido el amor de Dios cuando la escuchaba.
»Diariamente tengo mensajes parecidos de Argentina, México, Colombia, España… Esto es un fuego que se extiende, también de cara al servicio. La gente quiere servir pero no se atreve, y al verme, esto les empuja… Yo soy muy chiquitín, pero siento que el Señor me sigue utilizando.
-¿Quién es Dios para ti?
-Ahora lo es absolutamente todo. Antes... es cierto que podía ser como una ayuda de vez en cuanto, algo familiar… Cuando te llenas de su Espíritu hasta el tuétano, todo cambia.
»Dios es... que de repente llegue la enfermedad y se convierta en una ocasión para darle gloria. Que llegue la persecución y que sea una ocasión para darle gloria. Que tengas dificultades de fertilidad en tu matrimonio y que sea ocasión de darle gloria. Con Él todo cobra sentido, se trata de darle gloria.
-¿Utilizas la música para llevar a Dios... o haces música para llenarte de Dios?
-Hace poco me confesaba y el cura me decía "guauuu" y yo le decía que qué pasaba. Él me contestó que le impresionaba todo lo que le contaba, porque vivía en una vida de alabanza. Me quedé descuadrado, porque yo soy un pecador. Pero es cierto que una vida de alabanza no es estar cantando todo el día, la música es un medio.
»Cuando se introduce el encuentro de Dios en una vida todo queda salpicado. Mi oración ahora está abierta a tener que coger la guitarra y ponerme a escribir. La música me ayuda a llegar a Dios, pero mi encuentro concreto es en la Eucaristía diaria. Todo lo organizo conforme a esto. Es lo que me alimenta de verdad, y lo que me da inspiración.
-¿Qué te parece el boom que está habiendo de la música católica, por ejemplo Hakuna...?
-El Señor está utilizando a Hakuna para llegar a los jóvenes. Aunque fuera solo porque se han hecho virales, y muchos influencers ateos lo han compartido, serviría para que el Señor entre en muchas personas.
»Al revés de lo que se pueda pensar, la juventud vive un momento histórico. Los jóvenes están mas inquietos y despiertos que nunca. Esto muchas veces les hace centrarse en lo equivocado, pero tienen un gran deseo de respuesta. Hoy muchos jóvenes no saben ni que Jesús existió, pero esto da la posibilidad de que haya un canal más limpio para comunicar la resurrección al mundo, sin que se tengan prejuicios.
-¿Cuáles son tus retos ahora mismo?
-Como principal deseo quiero que la gente se convierta y se pueda encontrar con el Señor. Pero no tengo retos. Cuando abandoné la música no religiosa dejé de llevar yo el peso y esa mochila se la dejé al Señor. Todo cambió: los ritmos, el tipo de música… Estos cambios me han traído muchísimos más frutos que antes. Sueño en el Señor, lo que Él quiera.
»Siempre digo que nunca he ganado menos dinero que en estos años pero que nunca he estado más enamorado de mi mujer, porque nunca he estado más enamorado del Señor. Nunca he podido mirar y amar más a los que menos me quieren. Nunca he sido más libre, nunca he tenido más esperanza y más certeza de a lo que me llama el Señor.
-¿Qué piensa tu mujer de esta vocación?
-Tenemos el privilegio de que el Señor nos ha regalado mucha unidad. El Señor nos ha hablado claro a los dos, y ella es muy dócil a lo que el Espíritu suscita. Cuando yo empecé, María se quedó un poco bloqueada, porque ella es médico y le gusta tenerlo todo controlado. Luego lo veía tan claro. Hemos entendido que es una llamada vocacional al matrimonio en su conjunto, ella está más dentro que yo.
»El disco que estoy grabando ahora lo tengo compuesto desde hace un año y medio. En febrero me dice María que había que grabarlo, que lo veía clarísimo. Yo no lo grababa porque era mucho dinero. Le dije a mi mujer que cómo lo íbamos a pagar. Ella me dijo que me estaba confundiendo de pregunta, que la pregunta era si el Señor quería que lo grabáramos. Y, si era que sí, Él pondría los medios.
»Hablé con el productor, y me dijo una cantidad. Se la dimos por adelantado y ese mes, no sé cómo, me llegó a través de la música ese mismo dinero. El crecimiento de nuestro matrimonio pasa por un Sí incondicional al Señor.
Puedes escuchar aquí uno de sus últimos trabajos.
-¿En quién te inspiras para componer? ¿en qué santos o advocaciones?
-En Santa Faustina, San Francisco Javier, que es el patrón de la misión… pero mi devoción es a Cristo y a la Virgen María. Cuando el Señor quiere hacer florecer canciones nuevas me lo pone en el corazón y siempre es a través de la oración. Antes de componer siempre rezo y cuando el Señor dice: "ya, ahora", es entonces cuando nacen las canciones.