Cáritas y las diócesis de España, junto con las órdenes religiosas católicas, mantienen abiertos cuarenta proyectos para ayudar a mujeres que ejercen la prostitución.
En la casa de Villa Teresita de Sevilla, de la congregación de las Auxiliares del Buen Pastor, la encargada del proyecto, Conchi Jiménez, critica con dureza a los empresarios de la Prensa que permiten la publicación de anuncios de contactos.
«El dinero es el que manda en todo esto, a los empresarios les da igual de donde venga, aunque sea de una forma de explotación a mujeres. Los empresarios no las consideran como personas sino como objetos. Estos medios de comunicación son cómplices totalmente de la explotación de mujeres.Estas personas son gente excluida, que tienen historias muy duras, de la noche a la mañana no se han ido a trabajar a la calle sino que han sufrido mucho. Quitar los anuncios está bien, aunque sólo es una parte de lo que hay que hacer: debemos atajar las causas y movilizarnos contra esta esclavitud», afirma.
En la diócesis de Orense, las Adoratrices del Santísimo Sacramento fundaron en 2008 el proyecto Erguete, que acoge a mujeres que ejercen la prostitución y les da apoyo psicológico y orientación para la inserción laboral. Del negocio de los anuncios de prostitución aseguran que «no es digno, ni lógico, porque te encuentras en unas páginas que han desarticulado una red de trata en Alicante y unas páginas más allá, anuncios de prostitución. Los empresarios de la Prensa, ¡qué van a decir! Ese tipo de anuncios es para ellos un beneficio económico, así que no los quitarán», lamentan.
Lo mismo piensan las trabajadoras del proyecto Damaris, de las Adoratrices de Sevilla, que desde 1999 atiende a prostitutas y reinserta a mujeres que salen de prisión. «Es una vergüenza que nos llamemos un país democrático y vendamos de esa forma a las personas», protestan. «Detrás de las excusas de los periódicos, de que mientras sea legal la prostitución los anuncios son legales, está siempre el dinero», añaden en Damaris.
Josep Miró i Ardèvol, presidente de E-Cristians y miembro del Pontificio Consejo de Laicos, recuerda a los empresarios de Prensa con anuncios de sexo que «la prostitución es legal, pero no lo es el proxenetismo ni la inducción a la prostitución.¿Los anuncios de contactos no forman parte de eso?»
Josep Miró considera que «rechazar la página de prostitución es caminar hacia la normalidad mediática, homologarse con Europa, porque España es el único país de Europa donde la Prensa seria lleva estos anuncios; ni «The Times», ni «Le Figaro», ni «Le Monde» los llevan. Sólo la Prensa amarillista y algunos periódicos españoles. Es un hecho singular que se da sólo en España».
Miró señala además que casi toda la prostitución en España está en manos de grandes grupos, porque traficar con chicas es más lucrativo y con menos riesgo penal que hacerlo con armas o droga. Es un sector que genera dinero negro, un foco de corrupción y un cruce de delincuencias". Miró denuncia que "los macroclubs se presentan como alquiler de habitaciones a mujeres, se disfrazan así para evitar el delito de proxenetismo". Algo parecido sucede con los anuncios de prensa. "La página de prostitución es para lucrarse con el drama de la prostitución", aclara.
E-Cristians, que mantiene una campaña de concienciación sobre el tema, recuerda que "el Gobierno español elaboró un plan contra el tráfico de personas y la explotación sexual, hace ya dos años, con muchas medidas, y una de ellas era, como explicó la ministra Bibiana Aído por activa y por pasiva, actuar sobre los periódicos para que dejen de publicar anuncios de prostitución. Pues bien, el Gobierno, de esto, se ha olvidado absolutamente. Es un incumplimiento flagrante de su plan".
La opinión de la Iglesia sobre la prostitución y anuncios de contactos en los medios es muy clara. En noviembre de 2010 el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino, en declaraciones a LA RAZÓN calificaba la prostitución como actividad “inhumana” y “bochornosa” y pidió que la prostitución “pueda ser eliminada poco a poco por un consenso moral que se refleje en disposiciones legales”.
Camino aseguró que los obispos españoles mantienen la posición que expresaron en 2001 en el documento “El drama humano y moral del tráfico de mujeres”, en el que afirmaban que los medios de comunicación, “mediante los anuncios de ofertas sexuales, se convierten, en función de los ingresos económico, en cómplices de este mercado de seres humanos”.
En estos mismos términos también se refirieron en un documento de noviembre Cáritas, la conferencia de religiosos, Justicia y Paz y los secretarios de las migraciones y pastoral social de la conferencia episcopal española. La acusación de «cómplices» resuena desde la jerarquía hasta las asociaciones que trabajan a pie de calle.