La sección española del Pontificio Instituto Juan Pablo II, cuya sede está en la capital valenciana, ha creado, por encargo del Arzobispado de Valencia, un programa de educación afectivo-sexual dirigido a los colegios que quieran desarrollarlo.
El programa, en cuya elaboración han participado más de veinte profesores y especialistas, ha sido presentado ya por la comisión diocesana de Enseñanza a los colegios diocesanos, que son dependientes del Arzobispado, así como a los religiosos, que están vinculados a la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza, presentes en la archidiócesis de Valencia.
Para todos esos centros escolares, el programa se oferta como una “propuesta educativa” y, por tanto, “no obligatoria”, pero al mismo tiempo representa un “material de referencia o un modelo a la hora de impartir este tipo de enseñanzas”, según ha explicado a la agencia AVAN Rafael Cerdá, presidente de la comisión diocesana de Enseñanza.
“Muchos centros católicos” han expresado ya su intención de implantar el programa, ha precisado.
El resto de colegios, incluidos los públicos, también podrán impartir el programa si lo desean, tras haberlo solicitado previamente. Asimismo, los materiales creados para el programa han sido enviados a los obispados de todas las diócesis de la Provincia Eclesiástica Valentina, tras acordarlo los obispos que la conforman (Valencia, Segorbe-Castellón, Orihuela-Alicante, Mallorca, Menorca e Ibiza).
La creación del programa se ha llevado a cabo tras las peticiones que numerosos padres de alumnos han cursado al Arzobispado para que en los centros escolares pueda impartirse “una educación sexual acorde con sus propias convicciones, un derecho que les reconoce la propia Constitución Española”, ha recalcado.
De ese modo, el programa, cuya oferta a los centros educativos fue comunicada a la Conselleria de Educación, será impartida como una enseñanza extracurricular y, por tanto, no evaluable.
Para desarrollar el nuevo programa, el Pontificio Instituto Juan Pablo II ha elaborado una guía en formato CD-ROM, de doscientas páginas, con el título ‘Educar la sexualidad para el amor’ y que es ofrecida de forma gratuita a todos los colegios y otras entidades que la soliciten a la comisión diocesana de Enseñanza.
Los contenidos del programa están inspirados en la doctrina de la Iglesia Católica en materia de sexualidad, por lo que contemplan la sexualidad desde una óptica “muy humanista, poniendo en el centro la dignidad de la persona, y sin restar un ápice de rigor científico”, ha afirmado Juan Andrés Taléns, director del máster de Ciencias del Matrimonio y la Familia del Pontificio Instituto Juan Pablo II. En definitiva, “tratamos de ofrecer algo muy positivo, convencidos de que realmente sirve al bien de la persona”, ha agregado.
En este sentido, el programa “no presenta la formación sexual como algo meramente higiénico o destinado únicamente a evitar enfermedades venéreas”. Tampoco contempla la sexualidad como “una dimensión de la persona de la que se puede separar su parte fisiológica de su parte afectiva sin que ello suponga un perjuicio para la propia persona”. Antes bien, plantea la sexualidad desde una concepción “integral” de la persona, en la que “las dimensiones física, psíquica y espiritual van unidas”. En correspondencia, la sexualidad también “ha de estar integrada para promover el bien de la persona”.
Así, teniendo en cuenta que el programa va destinado a menores de entre 5 a 14 años, los contenidos están basados en “las propuestas de la continencia, el respeto mutuo, la responsabilidad y la práctica de las virtudes”, ha enumerado Taléns.
El programa consta de dieciocho sesiones, seis para cada uno de los tres grupos de edad a los que va dirigido (5 a 7 años, 8 a 11 y 12 a 14), correspondientes a las seis unidades que contempla el programa. La primera unidad aborda la fertilidad humana, su desarrollo y reconocimiento. La segunda tiene por título “La familia humana: causa, razón y fin de la sexualidad. Tipos y modelos de funcionalidad y disfuncionalidad familiar”. La tercera alude a “La sexualidad responsable: virtudes y defectos”. La cuarta se centra en el tema “Salud y sexualidad”. La quinta incide en la representación de la sexualidad en el espacio público y la difusión en medios y redes. Y la sexta se titula “La diferenciación sexual en la construcción social: equidad, diferencia, respeto y promoción”.
El programa, por tanto, aborda la sexualidad desde una visión multidisciplinar e integradora, con referencias a sus aspectos biológicos, fisiológicos, psicológicos, sanitarios, antropológicos, morales o sociales.
Cada una de las dieciocho sesiones trabaja un tema monográfico, que consta de una parte teórica con contenidos y explicaciones adecuadas a cada edad y una parte práctica que transmite los contenidos a través de actividades participativas, como juegos, análisis de contenidos en formato texto y vídeo, debates o búsquedas.
Las sesiones están previstas para una duración aproximada de noventa minutos: 45 para la teoría y 45 para la práctica.
Juan Andrés Taléns ha justificado el ofrecimiento de la guía para colegios en el hecho de que “la educación sexual que se imparte en los centros no ha conseguido frenar en nuestra sociedad el número de embarazos no deseados, abortos, enfermedades de transmisión sexual y demás problemas derivados de una concepción de la sexualidad inadecuada”.
También ha aconsejado que los profesores que vayan a impartir el programa “Educar la sexualidad para el amor” se formen en este tipo de conocimientos para poder “optimizar la enseñanza” a sus alumnos. Asimismo, ha alentado a los docentes a que afronten la educación de la sexualidad como una “educación para la vida”, así como “una parte importante de la educación reglada que también debe impartirse en la escuela”. De hecho, “creemos que, dadas las circunstancias de nuestra cultura, de la generalización de otro tipo de programas de educación afectivo-sexual que se están impartiendo en colegios y de los contenidos que llegan a los niños, no es suficiente con impartir unos mínimos consejos preventivos en la escuela o insistir a los padres que transmitan esos contenidos a sus hijos en casa”.
En la elaboración del programa han participado una veintena de profesores del Pontificio Instituto Juan Pablo II fundado por el papa Juan Pablo II en 1981 en Roma y cuya sección española fue erigida con sede en Valencia en 1994 por el entonces arzobispo, el cardenal Agustín García-Gasco.
Entre otros cursos, estudios y actividades, la delegación del Instituto en Valencia ha realizado desde entonces numerosos cursos y publicaciones sobre educación afectivo-sexual.