Mario Iceta está llamado a ser una de las figuras eclesiales de la Iglesia española en los próximos años. A sus 55 años tiene por delante dos décadas para ser una de las caras más visibles del episcopado español.
Hasta ahora obispo de Bilbao, monseñor Iceta fue nombrado recientemente arzobispo de Burgos, una de las sedes tradicionalmente más importantes de España. Antes de ser sacerdote ejerció como médico y experto en Bioética, en un momento donde este aspecto es de suma importancia.
El veterano periodista religioso y profesor universitario, José Francisco Serrano Oceja, ha charlado sosegadamente con este obispo naciendo de este modo un libro. Se trata de Servidor de todos (Palabra), donde conversa de todo tipo de temas con Mario Iceta, ayudando a comprender de manera mucho más profunda a este sucesor de los apóstoles, tanto en el ámbito espiritual como personal.
En esta entrevista para ReL, Serrano Oceja habla de este encuentro con Iceta y más detalles sobre este obispo:
edad 55 años
-¿Cómo fue la idea de escribir un libro entrevista con monseñor Mario Iceta?
- Tengo que confesar que fue una iniciativa de la editorial Palabra dentro de su proyecto de dar a conocer a los obispos españoles, sobre todo a la generación emergente. De ahí que me propusieran esta idea y, con mucho gusto, dije que sí.
- ¿Cree entonces que la sociedad española conoce poco a los obispos?
- Si lo analizamos en perspectiva histórica, es cierto que los obispos ahora no tienen el protagonismo social, ni público, que tuvieron en épocas inmediatamente pasadas, por ejemplo en la Transición. El proceso de secularización externo, y en menor medida el interno, hacen que tengamos una imagen que pueda estar distorsionada de los obispos, que vivamos de estereotipos. Por eso, la editorial se está empeñando, tal y como dijo en la presentación del libro el profesor de san Dámaso, y asesor editorial, Nicolás Álvarez de las Asturias, en este proyecto que nos ayude a conocer a los obispos de carne y hueso.
- ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención del preconizado arzobispo de Burgos?
- La normalidad con la que vive su fe, la espiritualidad que impregna su vida ordinaria, en la que se palpa la presencia de Dios en su vida, y con la que ejerce su ministerio sin afectaciones. Y su forma de expresarse, su lenguaje moderno, su conocimiento de la vida, pero no de forma teórica, sino con las manos en la masa. Quizá sea porque su vocación fue tardía, porque venía del campo de la medicina, que llegó a ejercer, porque tenía la experiencia de un joven universitario, con novia incluso, me parece que don Mario es la antítesis de lo artificial y de lo que huele a naftalina.
- Pero, ¿algo más del interés por su vida?
- Si nos fijamos en la dimensión humana, lo que puede ser una novedad es su capacidad de acogida, de que te sientas a gusto con él. Se nota cuando habla de sus amigos, de sus aficiones.
- ¿Hay alguna sorpresa especial?
- Por ejemplo, que toca el órgano, que ha compuesto varias piezas musicales sacras, que por la noche le dedica tiempo antes de dormir a la novela histórica, género del que sabe bastante, por cierto, o que es motero.
- ¿Cómo? ¿Un obispo motero?
- Sí, le encanta coger la moto y darse vueltas por ahí. Bueno, utiliza la moto de su hermano, bastante potente por cierto, y con cierta frecuencia se junta con un grupo de amigos moteros y se dan alguna vuelta por ahí.
- ¿Se ha atrevido a tratar todos los temas que se le ocurrían, ha habido alguna pregunta que no haya querido contestar o alguna cuestión que no hayan abordado?
- La libertad ha sido la nota dominante en nuestra conversación, y en el libro, como se puede ver. Esa libertad partía de una confianza previa que me sorprendió desde el primer día, dado que no nos conocíamos. Estoy seguro de que se me han pasado algunos temas.
Ahora que estoy releyendo el libro de cara a una segunda edición, me doy cuenta de algunas asignaturas pendientes. Por cierto, que en la presentación del libro le pregunté por lo que no está en el libro porque ha ocurrido después, como es el nombramiento como arzobispo de Burgos.
- ¿Y qué es lo que más le ha llamado la atención de la persona de don Mario como obispo?
- En primer lugar que es un obispo, déjame decirlo así, de la hermenéutica de la continuidad, no de la de la ruptura. Plenamente identificado con el papa Francisco, se podría decir que como creyente es de la “generación Juan Pablo II” e intelectualmente, porque tiene una no desdeñable veta intelectual, de la de Benedicto XVI. Y es un obispo que para nada está centrado en él mismo, en deshojar la margarita pensando en si me quieren o no me quieren, en si agrado o no agrado, en si me cae bien o no me cae bien, si es de los mío o no es de los míos. El centro de su vida lo ocupa Cristo y la Iglesia. Quizá sea un obispo que sintetiza el perfil de lo que los fieles cristianos necesitamos como padre y pastor en estos tiempos complejos.