En 2011 se celebra el septuagésimo quinto aniversario del inicio de la Guerra Civil, y eso va a dar lugar a multitud de conmemoraciones y publicaciones. Y el año empieza «bien» desde el punto de vista de los hallazgos históricos, con uno de importancia secundaria en sí mismo, pero muy indicativo de cuál era la situación de España en los meses previos al 18 de julio de 1936.

Y así, en Gandía acaba de resolverse un misterio que data de abril de 1936, e indica el estado de anarquía y fuera de la ley en que vivían algunas zonas de España antes del Alzamiento.

En concreto, en la localidad de Beniopa (hoy unida a Gandía) los anarquistas se hicieron amos y señores de la situación tras el triunfo del Frente Popular. La Colectividad Confederal de Campesinos de Beniopa se apoderó entonces de las tierras, y en las que robaron a la familia Caudei decidieron construir cuadras y establos para los animales y los carros. Ése es el origen de la Cuadra de Beniopa, un edificio emblemático del pueblo que en 2009 fue adquirido por el Ayuntamiento para la construcción de un centro cívico.

Como hacía falta un portón para los establos, los anarquistas asaltaron y robaron también la cercana iglesia de Santa María Magdalena. Así desaparecieron misteriosamente las puertas de forja, de las que nunca volvió a saberse, a pesar de su valor artístico (el templo data del siglo XVIII) y del cariño que les tenían los vecinos, pues daban acceso a la Capilla de la Comunión, donde se celebraban las bodas.
 
Pero al iniciarse las nuevas obras de acondicionamiento del centro cívico, informa el diario Las Provincias, se ha comprobado que las puertas estuvieron siempre a cien metros de su ubicación original, sólo que sirviendo de puerta a la Cuadra. Unos relieves eucarísticos han servido de pista para identificarlas, seguida del reconocimiento por los vecinos de mayor edad, que las reconocieron, a pesar de que el mismo deterioro del dibujo y el hecho de que estuvieran siempre abiertas, las haya hecho pasar desapercibidas durante tres cuartos de siglo.

El Ayuntamiento las ha devuelto ahora a la parroquia, que procederá a su restauración y reinstalación. Toda la iglesia tuvo que ser arreglada tras el estado en el que quedó durante la guerra, pues esa zona de España estuvo bajo el poder del Frente Popular hasta el 1 de abril de 1939. De hecho, en la iglesia se veneran cinco sacerdotes mártires, en un fresco reciente del pintor José Puig.